1. Abrázame Y No Me Sueltes

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—Volveré en un momento— volteó a verme mientras seguía a la enfermera con urgencia —No se mueva—me recriminó apuntandime con el dedo.

Moví mi cabeza de un lado al otro a manera de negación —no lo haré, doctor.

Tss, ni yo misma creería lo que dije.

Cerró la puerta y estoy segura que si no estuviera apurado, hubiese atorado la puerta con las sillas de espera. Como si no lo conociera.

Esperé unos minutos para salir por aquella puerta y escabullirme por los pasillos; con el pijama que llevaba, era muy difícil pasar desapercibida ante la mirada de los pacientes; unos me conocían, otros llegaron hace poco al hospital.

Todos nos hemos escapado de nuestras habitaciones alguna vez, nadie delataba nadie en este sector. Quedarse todo el día aquí es deprimente, y los enfermeros creen que las vueltas por el pequeño jardín es relajante.

Al entrar a la otra área el sonido de los llantos de bebé invadían el lugar. Era algo común aquí; todos los días nace un lindo bebé y a mi me gusta observar como los ponen en las incuvadoras a la espera de sus padres.

Apoye mis manos en el vidrio que dividía la sala de bebés con la exterior, traté de impulsarme para observar a la pequeña niña que tenía en brazos la enfermera envuelta en una manta rosa. Esto hizo que ella se percatara de mi presencia.

A juzgar por su gesto, no está muy feliz de verme aquí.

Salió rápidamente en dirección a la puerta y tomó el teléfono fijo que estaba en el escritorio de la consultora.

¡Lo que me faltaba!, me va a delatar. ¡Bruja!

Salí rápidamente del lugar. Crucé tantas puertas que no sabía a dónde me dirigía. Terminé en el pasillo principal, donde se encuentra el área de medicamentos y consultorios de obstetricia y ginecólogia.

No tenía a dónde ir.

Me senté cerca a un niño que jugaba en el piso con unos carritos y pequeñas pelotas.

El pequeño sonrió dejándome ver sus pequeños dientes, mientras lanzaba cada uno de sus juguetes para que los atrape. No paró hasta que una de sus pelotas terminó rodando por el pasillo a lo cual el bebé rompió en llanto.

—Ahora la traigo, no llores— acaricie su cabeza y corrí al pasillo cerca del almacen de medicamentos.

Tome la pelota para entregársela al niño, pero alguien se lanzó encima mío provocando que los dos impactemos contra es suelo. Estaba lista para arremeter contra el tipo, pero el sonido de la puerta de vidrio frente a nosotros rompiéndose en pedazo llamó mi atención.

Los pacientes corrían despavoridos por los pasillos, entrando a la habitación más cerca posible.

Nos incorporamos al buscar refugio pero cuatro tipos con pasamontañas caminaron por los pasillos principales impidiendo que nos escondamos en los consultorios.

Tome al tipo de la mano y rodeamos el pasillo; encontramos una puerta, caminamos hacia ella lo más silencioso posible y el tipo tomó la perilla.

—No habré— dijo con un toque de nerviosismo en su voz.

Pará nuestra desgracias, esa puerta vieja chirrió al tratar de habrirla.

Nos apresurados a salir del pasillo sin imaginar que uno de los hombres armados nos esperaba ahí; nos apuntó con el arma y movió la cabeza par que avanzaramos.

Con las manos en la cabeza vi por el reflejo de las mayolicas a uno de sus compañeros al otro lado del pasillo.

Rápidamente enrede una de mis piernas con el de mi compañero probacando que tropesace y cayera; el hombre en la desesperación disparó en lo que hubiese sido la cabeza de mi compañero si se mantuviera de pie.
Giré lanzando una patada a la mano en la que el hombre sostenía el revólver, provocando que este volara de sus manos; sin darle tiempo a reaccionar, patee su entre pierna y su abdomen; el hombre cayó al suelo, tome a mi compañero del brazo y corrimos antes que el otro hombre nos alcance.

Abrázame Y No Me Sueltes ✨ [Imagina Con JK]✨ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora