Capítulo 1

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Dime, ¿qué es la libertad? ¿Es un deseo? ¿Una necesidad? La verdad no lo tengo claro. Se supone que desde que nacemos y nuestro primer llanto es escuchado por los oídos de nuetra madre, podremos empezar un camino nuevo al lado de las personas que conoceremos y llamaremos "familia".

Pero no todos tienen la misma suerte, no todos tenemos la dicha de escuchar una risa por parte de nuestros padres, amigos y personas más cercanas. Algunos ni siquiera tienen la oportunidad de nacer, y está bien. La verdad preferiría que ese pequeño cuerpo no experimentará la crueldad que nos lleva a vivir en este cruel mundo.

Es difícil, lo sé, sentir que no sirves para nada, que tu único deber en esta vida es vivir hasta que el momento inminente llegue y no puedas abrir tus ojos de nuevo.

¿El cielo existe? ¿El infierno existe? No puedo saberlo. Supongo que lo sabré el día de mi muerte, y podría ser en cualquier momento.

Tengo apenas seis años y estoy atrapada en una celda por el simple crimen de haber nacido. Debería estar jugando con los demás niños he imaginando cosas increíbles, pero lastimosamente mi niñez no será así.

No conocí a mis padres, y nunca tuve contacto con el mundo exterior. Cuando duermo no puedo soñar con nada más que las goteras de mi techo o los lloriqueos de mis compañeros de celda.

He hablado con algunos de ellos y me han contado las cosas impresionante que hay atravesando la puerta, pero no soy capaz de plasmar todo lo que me cuentan en mi cabeza.

Pienso, que yo llegue a este lugar desde muy pequeña y por eso no recuerdo a nadie que llegará a sentir apego hacia mí.

Leo libros, pero apenas llego a comprender algunas palabras. Las cuidadoras me los dieron para que mejoré en mi vocabulario y no sea una "tonta" cuando alguien venga a comprárme.

Al parecer ya tengo un valor definido, pero preferiría que mi valor no fuera solo en dólares.

Mañana debo ir a mi entrenamiento, es algo de todos los días, regañós, golpes, castigos y maltratos psicológicos. Siempre nos dicen que lo hacen por nuestro bien, porque una arma nunca debe ser débil.

Cuando un niño tiene la edad de doce años es obligado a tener un combate con alguien de su misma edad. Tienen permitido el uso de objetos punso cortantes y cualquier otro implemento que los ayude en su pelea. Esta acabará una vez que uno de los dos infantes haya muerto.

Si sobrevives ganas, si mueres pierdes. Ésa es la frase que muchos repiten a la hora de luchar.

Cuándo el niño o niña consigue la victoria, puede ser clasificado y llevado a una subasta para que alguien pague por su fuerza.

No volvemos a saber nada de ellos después de su venta.

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ARMAS HUMANAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora