Capítulo 3

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⎯Parece que su presión ya está estable, Señora Kuchel

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⎯Parece que su presión ya está estable, Señora Kuchel. ⎯Se levanta de la silla con el maletín en una mano ⎯Le recomiendo que se quede en cama por unas horas hasta que las nauseas disminuyan. También necesito que tome sus medicamentos al pie de la letra, no puede saltarcelos, o no tendrá mejoría.

⎯Está bien. ⎯Responde decaída.

⎯Sé que para usted es muy difícil esta situación, pero le pido que haga su mayor esfuerzo. No pierda la esperanza. Podrá lograrlo.

⎯Sí... Muchas gracias por venir a estas horas de la noche. Se lo agradezco.

⎯No tiene que agradecerme. Es mi trabajo. ⎯Toma el abrigo y el sombrero colgados de un perchero. ⎯Si vuelve a necesitar de mis servicios, llámeme.

El hombre observa a la mujer por unos instantes sintiendo compasión y tristeza. Deja el maletín en el suelo y se acerca a ella abrazándola suavemente.

⎯Nos vemos, Kuchel.

⎯Nos vemos.

El hombre se aleja y toma el maletín saliendo de habitación. Mientras una joven chica mira todo desde un lado de la puerta acercándose a la mujer.

⎯Señora, ¿está todo bien?

⎯Sí, todo está bien. No te preocupes.

⎯¿Necesita hablar sobre algo? ⎯Se sienta en la silla cerca de la cama.

Ella mueve ligeramente la cabeza cerrando los ojos con una sonrisa.

⎯No, todo está bien. Pero, ¿qué hay de ti? Me parece que quieres saber algo.

⎯Es sobre la chica que trajeron de la Casa Hogar.

⎯¿Qué hay sobre ella?

⎯Bueno... es que por lo que sé, ella ha matado a muchas personas durante un largo tiempo. Pero cuando la vi, no parecía ser una mala persona. Pensé que se vería como un monstruo.

⎯¿Y como crees que se ve una monstruo, Sasha?

La chica agacha la cabeza apretando sus manos.

⎯Creo que no lo sé.

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En la habitación en donde ayude a aquella mujer, ahora estába yo y el hombre que me tomó con gentileza mirándonos en completo silencio.

Era como si ambos estuviéramos estudiando la anatomía del otro.

⎯¿Te sientes bien? ¿Ya no sientes molestias en tu cuerpo?

⎯¿Ah? Ah no. Ya estoy bien. Gracias por haberme ayudado.

⎯No tienes por que agradecer, yo dije que me haría cargo de ti, ¿lo recuerdas?

ARMAS HUMANAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora