⎯Parece que su presión ya está estable, Señora Kuchel. ⎯Se levanta de la silla con el maletín en una mano ⎯Le recomiendo que se quede en cama por unas horas hasta que las nauseas disminuyan. También necesito que tome sus medicamentos al pie de la letra, no puede saltarcelos, o no tendrá mejoría.
⎯Está bien. ⎯Responde decaída.
⎯Sé que para usted es muy difícil esta situación, pero le pido que haga su mayor esfuerzo. No pierda la esperanza. Podrá lograrlo.
⎯Sí... Muchas gracias por venir a estas horas de la noche. Se lo agradezco.
⎯No tiene que agradecerme. Es mi trabajo. ⎯Toma el abrigo y el sombrero colgados de un perchero. ⎯Si vuelve a necesitar de mis servicios, llámeme.
El hombre observa a la mujer por unos instantes sintiendo compasión y tristeza. Deja el maletín en el suelo y se acerca a ella abrazándola suavemente.
⎯Nos vemos, Kuchel.
⎯Nos vemos.
El hombre se aleja y toma el maletín saliendo de habitación. Mientras una joven chica mira todo desde un lado de la puerta acercándose a la mujer.
⎯Señora, ¿está todo bien?
⎯Sí, todo está bien. No te preocupes.
⎯¿Necesita hablar sobre algo? ⎯Se sienta en la silla cerca de la cama.
Ella mueve ligeramente la cabeza cerrando los ojos con una sonrisa.
⎯No, todo está bien. Pero, ¿qué hay de ti? Me parece que quieres saber algo.
⎯Es sobre la chica que trajeron de la Casa Hogar.
⎯¿Qué hay sobre ella?
⎯Bueno... es que por lo que sé, ella ha matado a muchas personas durante un largo tiempo. Pero cuando la vi, no parecía ser una mala persona. Pensé que se vería como un monstruo.
⎯¿Y como crees que se ve una monstruo, Sasha?
La chica agacha la cabeza apretando sus manos.
⎯Creo que no lo sé.
═════════════
En la habitación en donde ayude a aquella mujer, ahora estába yo y el hombre que me tomó con gentileza mirándonos en completo silencio.
Era como si ambos estuviéramos estudiando la anatomía del otro.
⎯¿Te sientes bien? ¿Ya no sientes molestias en tu cuerpo?
⎯¿Ah? Ah no. Ya estoy bien. Gracias por haberme ayudado.
⎯No tienes por que agradecer, yo dije que me haría cargo de ti, ¿lo recuerdas?
ESTÁS LEYENDO
ARMAS HUMANAS.
RandomNiños y niñas sin hogar son obligados a entrenar desde temprana edad para luego ser vendidos a personas con un alto poder monetario. Deben ser armas perfectas y capaces de proteger a toda costa a sus compradores de las guerras mundiales desatadas. G...