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Era un lindo día donde se podía ver a una pequeña niña pelirosa de ojos verdes esmeralda sentada a las orillas de un lago, la pequeña estaba bastante desanimada ya que su primer amor Sasuke Uchiha rechazó las flores que ella había juntado para el.
Por otro lado una ojiperla que estaba pasando pudo notar que la pelirosa estaba triste, ella la conocía ya que a pesar de que no hablaban estaban en la misma clase en la academia, se le quería acercar sin embargo su timidez se lo impedía hasta que pudo agarrar valor para ir a hablarle.
—H-Hola, Sakura ¿verdad?— dijo la ojiperla con clara timidez en su voz
—Oh! Em... hola ¿Hinata?— dijo la pelirosa mientras se limpiaba las lágrimas
—Si, ¿Q-Que te pasó? ¿Todo esta bien?— pregunto la ojiperla bastante nerviosa y con preocupación
—E-Estoy bien, es solo que... la persona que me gusta rechazo unas flores que le había juntado— dijo la ojiverde agachando la cabeza
—Ya veo— dijo la ojiperla pensando en cómo animarla
—No tienes que desanimarte por algo así Sakura-chan después de todo, tendrás más oportunidades para llamar su atención— continuo la peliazul con una sonrisa
—Sabes que, tienes razón! Tengo que luchar hasta que me acepte— dijo la pelirosa más alegre
Sakura volteó y pudo ver unas hermosas flores color lila y las empezó a recoger juntando un hermoso ramo de flores bajo la atenta mirada de la ojiperla.
—Toma, estas flores son para ti, por haberme ayudado— dijo la ojiverde con una sonrisa
—M-Muchas gracias S-Sakura-chan— dijo mientras aceptaba las flores con un sonrojo
—Me alegra que te gusten— dijo Sakura emocionada
—Ya me tengo que ir, o si no Oto-san y Oka-san se preocuparán— dijo mientras empezaba a correr y movía la mano en forma de despedida
—A-Adiós S-Sakura-chan— terminó con una sonrisa mientras hacía el mismo gesto
La peliazul empezó a ver las flores muy feliz ya que le habían gustado mucho pero ya se tenía que ir a casa o si no su Oto-san se iba a preocupar y molestar, sin más empezó a caminar hacia la residencia Hyuga pensando en la ojiverde.
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