Cicatriz

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Se ha dicho en miles de casos que las hormonas en los jóvenes tienden a enloquecer, hacerlos cometer actos que van en contra de las reglas sociales solo por rebelarse o engrandecerse ante otros; pero a veces es con fines mas egoístas e incluso por ser cruel. El último fue mi caso.
Creo que es algo presuntuoso de mi parte decir que he superado los eventos que pasaron hace casi dos años, cuando en la víspera de mis 16 fui engañado por placer de mi abusador escolar, James Potter. La vida es demasiado injusta en muchos sentidos, y yo no entiendo el porqué soy yo quien lleva esa carga desde la infancia, Severus el niño raro, el introvertido, de la familia extraña, siempre fuera de lugar, "Quejicus" para los merodeadores. Detestaba con todo mi ser ese apodo...

-¡Quejicus!.- Oí a la lejanía voces haciendo eco por el largo pasillo de el salón de pociones, las voces se intensificaron.-¡QUEJICUS!

Gritaron, reconocía una de las voces, ese debía ser Sirius, el hermano estúpido de Regulus, pude notar que Lupin estaba con él por sus clásicos aullidos de ánimo a sus camaradas; era algo muy clásico de el cuando estaban juntos, a las chicas les encantaba el ambiente que generaban, lo cual me era difícil de entender.

-Deprisa James, dijeron que estaba por aquí.

Sentí temor como cada día, si me encontraban por aquí estaba seguro que me encerrarían nuevamente en el armario de limpieza y permanecería allí por al menos 3 horas, de manera intuitiva entré en el salón de pociones y sin hacer ruido me metí en el armario donde acostumbrabamos dejar los libros, con cuidado intenté cerrar la puerta, pero era inútil, la visagra estaba caída y no podía evitar que quedara un poco abierta. Oí sus pasos al entrar al salón, y me quedé en cuclillas esperando que no revisaran aquí. El ambiente se volvía pesado, y mi respiración era rápida como un caballo de carreras después de un trote frenético, sabía que podrían oirme si hacía ruido y me llevé la mano a la boca esperanzado de que amortiguara el sonido.

-¿Dónde creen que esté?.- dijo James
-Yo diría que detrás de algún estante, tal vez donde guardan los ingredientes, allá atrás.- señaló Canuto al otro extremo del salón.

Por el pequeño espacio entre la puerta, podía verlos reunidos junto a las mesas centrales;Remus sobre la mesa, James de brazos cruzados frente a él, Sirius sentado en un taburete de espaldas y Pettigrew sobre otro al lado de James; me temblaban las manos y el solo imaginarme un enfrentamiento con ellos me ponía mas nervioso, de pronto Lupin cruzó su mirada con la mía, me había descubierto, mi cuerpo se sentía caliente por el terror, sin embargo apartó los ojos sin decir nada, pero no lo suficientemente rápido.

-¿Que viste Lunático?.- preguntó el enano de Pettigrew con su voz chillona e infantil.
-La visagra está caída.

Todos lo miraron

-¿Y?
-¿Y? Pues nada, solo llamó mi atención.
-...
-A veces tienes pensamientos muy mundanos Remus.- Le dijo Sirius.- Voy a checar ahí.

Con un gesto despreocupado Remus bajó de la mesa y se dirigió a la puerta. Sirius caminaba hacia mi y solo pude sentarme con la varita entre las manos frente a mi nariz, si le lanzaba un expelliarmus quizá me diera tiempo de correr, aunque eso podría molestarlos mas, un petrificus totallus era poco práctico si me bloqueaba la entrada para correr, de cualquier forma si James cerraba la puerta de salida estaba perdido, no tenía forma de escapar. De pronto un estruendo rompió el silencio, una botella de cristal se había caído, todos enfocaron su atención hacia el sonido y fueron a ver qué pasaba. Con extremo cuidado de no ser visto, me escabullí fuera del armario y de la habitación.

-¡Ahí va!.- gritó Pettigrew que se había quedado cerca de su taburete.

Sentí pánico y mis pies corrieron tan rápido como pudieron mientras que los merodeadores me pisaban los talones.

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2021 ⏰

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