Confusión

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Desperté en una caja de madera. Lo único que sabía con certeza era que me estaba escondiendo y que las autoridades me perseguían por romper las reglas.

Podía escuchar los perros rottweiler a mi alrededor, intenté recordar como llegué aquí, trazar un camino, pero las lagunas en mi mente eran inmensas. 

Recordaba haber estado en una casa, una gran casa en medio de la nada, en un barranco que daba a una playa. Recuerdo que me escabullía porque era buscada, pero nadie me perseguía en ese momento. No sé que hacía ahí, sé que buscaba algo. En algún momento una señora me encontró, y me imagino que ella dio aviso de que yo estaba ahí. No sé en que momento llegue a estar bajo la casa en donde recuerdo ver una vaca acostada, con una mirada perdida y también gatos. Recuerdo haber nadado en el mar, y también correr de noche mientras alguien me perseguía. 

No recuerdo que pasó antes de llegar a esta casa(que de por cierto parecía minúscula al lado de la otra) y esconderme en esta caja, ni en que momento aparecieron los perros o se hicieron las voces cercanas. No sé quién soy, no sé mi nombre, no sé en que lugar me encuentro, quienes son las autoridades o que reglas rompí para que me persiguieran.

Me acurruqué sobre mi misma, la caja se veía bastante destartalada, y quería pasar desapercibida entre mis ropas si alguien se le ocurría mirar dentro.

Entonces llegó un rottweiler, se estrelló contra la caja, a mis espaldas, y comenzó a ladrar frenéticamente hasta que alguien se acercó y observó dentro de la ella.

-No se ve nada más que ropa- Dijo una voz grave. No sé como, porque no podía verlo, pero sé que estaba vestido con un pantalón negro, una camisa azulada, y un chaquetón largo, que probablemente le llegaba hasta las rodillas, de color beige.

Se fueron, pero alguien abrió la caja; una chica joven de pelo medianamente largo, tez morena y unos ojos negros que brillaban con sorpresa, vestía un vestido de color fucsia.

Automáticamente puse mi dedo en los labios, en señal de silencio, y le supliqué con la mirada que no dijera nada. Ella, lentamente volvió a cerrar la puerta de la caja y escuché como entraba a la casa el mismo hombre que se acercó a la caja antes, pidió una taza de café, decía estar cansado con la búsqueda.

Preguntó por la caja, y  la chica dijo que no podía abrirla porque era algo familiar y personal, pero el hombre la abrió de todas formas. Me vio, sé que lo hizo, pero me quedé quieta esperando que no me notara si no me movía.

-E-está muerta señor-Escuché decir a la chica- E-es un familiar, esperaba enterrarla cuando terminara la búsqueda.

Él no dijo nada y cerró la puerta. Escuché sus pasos y como se sentaba de nuevo en la mesa, a terminar su café.

No sé como pero me encuentro en un baile, veo a lo lejos a la chica de antes, y sé que estoy aquí por ella. Me encuentro en un vestido rosado, muy pálido, de una tela suave pero brillante, con unas hombreras y un pequeño escote, llevó los botines que usaba antes.

Miro alrededor, es una fiesta, hay mucha gente para el tamaño de la habitación. "Me estoy escondiendo", pensé, la chica me dijo que estar en el baile era la mejor forma de esconderse.

-¿Quieres bailar?-Me ofreció un anciano. Yo miré a la chica, y ella asintió, sonriendo. Yo solo miré al anciano y asentí hacia él, tomando su mano. Bailamos por un buen rato, el anciano me contaba historias mientras nos movíamos por la habitación. 

Eventualmente me encontré parada en una mesa, con un vaso de.... No lo sé, me lo dio la chica, es un líquido rojo. Lo bebí mientras observaba a la gente bailar.

-Te ves hermosa en ese vestido-Me dijo ella. ¿Me había dicho su nombre? ¿Por qué no puedo recordarlo?, solo le sonreí-No hablas mucho, ¿eh?

Entonces entró el hombre de antes, lo reconocí por su voz, observó el lugar y fijó su vista en mi. Solté el vaso y corrí hacia el baño, cerré la puerta y oí como chocaba contra ella.

-¡Sal de ahí!- gritó. Observé a mi alrededor, vi la ventana y me subí al lavamanos para escapar por ella. Mientras tanto el hombre forcejeaba con la puerta. Al salir, un chico, de tez negra, poco más bajo que yo, me vio.

-¡Se escapa!-gritó. Yo solo corrí hacia el bosque, y por alguna razón el chico no me persiguió.

No sé que haré ahora, con la chica me sentía a salvo y no perdida, no sé a donde ir o a quién buscar, definitivamente no puedo volver con ella, lo que si sé es que debo deshacerme de este vestido, es muy llamativo.

Bajo la bóveda de cristalWhere stories live. Discover now