Prólogo

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- No por favor - rogué entre lágrimas, - Tu no -
-Salgamos de aquí Olivia - dijo mi hermano

Su cuerpo estaba en el suelo, la sangre seguía brotando de la herida que el tenia, de esa maldita herida que fue hecha con una pistola, una que conocía muy bien.

...

Una explosión hizo que yo y mi hermano nos quedáramos en el suelo.
Y entre las cenizas el apareció, con su traje elegante y su cabello despeinado, tenía una sonrisa arrogante y complacida.

Quería correr hacia el, golpearlo hasta que ya no tuviera fuerzas, el me quito todo, me quito la vida.

Se acerco y tomo mi mandíbula obligandome a verlo.

-Maldito - susurre
-Hola querida... -
-Te odio, te odio más que a nada en el mundo - dije sintiendo furia en mi venas
-Mirate - dijo - quien lo diría, la excelente dama Olivia Russo tirada en el suelo, luchando por sobrevivir, cosa que jamás hará.
- Yo jamás pertenecí a la mafia, yo jamás fui una Russo, y ustedes los saben. -
-Si lo eres, eres hija de la mafia...



Ana G. Cruz




Aclaración: la historia no contiene escenas para mayores de 18 años.





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