La danza del amor

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Llevaba al rededor de 3 horas pintando, la verdad me emocionaba tanto el lugar, que todo fluyo sin más, mis lapices y pincel hacían su magia, me deje llevar y me gustaba el resultado de aquello

Ricardo en cambio, me había dicho que estaría en el piso de abajo leyendo unos trabajos para la universidad, quería darme algo de tranquilidad y era algo que agradecía.

-Rou, traje algo de comer- comenta Ricardo, colocando una bolsa con lo que deduje que sería nuestra comida y dejándola en una mesa- Cerca venden las mejores hamburguesas, no te arrepentirás

-Si son tan buenas como las describes, no me importan los kilos demás - coloco a un lado el pincel y me dirijo hacia la mesa, el busca dos sillas y una me la facilita

-Ya veras que no -ríe-¿qué te ha parecido el lugar hasta ahora?

-Increíble, claro no negare que en el estudio de la universidad también se sentía mucha paz, pero aquí es distinto, desde la montaña, hasta lo que trasmite

Ricardo asiente y me entrega una hamburguesa, que para mi se ve gigante

-Sabía que te encantaría, por eso no dude en invitarte- el come un trozo de la hamburguesa y al terminar agrega- es más, puedo hablar con los chicos y facilitarte un piso, puede ser el de abajo- me emociona su comentario, pero proceso la parte de los chicos

-¿Vienen más personas para acá? -Le cuestionó, no es que me moleste, pero aunque el sitio se ve abandonado, no pensé que varias personas lo habitaran con frecuencia

-Si, para ser más exactos Tayla, Simón, Chris y yo, somos los que cuidamos este lugar, cada piso es de cada uno, menos el cuarto, pero podría llegar a ser tuyo- sonríe y sus ojos trasmiten la dulzura de sus palabras

-No podría estar más agradecida por ello Ricardo

El asiente y seguimos comiendo, esta vez en silencio, cada uno en sus pensamientos, hasta que un móvil nos hace alarmarnos un poco

-Lo siento-dice Ricardo notando que es su teléfono el que no deja de sonar, al ver el nombre de la pantalla, el cual desconozco sus ojos se oscurecen y su rostro refleja inquietud-debo contestar, dame unos minutos

Se coloca de pie y se retira un poco, casi llega al comienzo de las escaleras allí, contesta un poco molesto

-Ahora ¿qué quieres?-suspira de manera muy fuerte y no puedo evitar dejar de observar- te dije que no puedo darte más dinero, no quiero y no puedo- ¿ a qué se refería? ¿tenía alguna deuda?-Te estuve esperando el lunes, y nunca llegaste, quiero finalizar esto una vez por todas- sonaba muy enojado y yo dejaba de preguntarme que pasaba mientras mi mente maquinaba miles de teorías- ¡Basta! Te espero el viernes a las 4pm ni más ni menos - colgó y se paso la mano varias veces por su cabello, al recodar donde estaba y con quien (yo obvio) se voltio y me miro apenado

-Lamento, esta confusión, es el arrendador. Me saca de mis casillas-mentía, lo supe porque mientras decía esa oración desvío la mirada y se torno el ambiente incomodo, igual no era de mi incumbencia sus problemas, si el no deseaba compartirlos yo no lo presionaría

-Tranquilo Ricardo -le Sonreí de manera cálida, de igual manera seguía incomodo, lo note en su mirada - te tengo una propuesta-solté de repente, Ricardo me observa y me dedica una sonrisa de medio lado

-Iluminarme

-Bailar-El me mira con confusión y yo le explicó -Cuando era pequeña, solía molestarme con mucha facilidad, una tarde llegue del colegio muy alterada porque un niño había cortado mi cabello, mi abuela reparo todo ese desastre, pero al notar que mi animo no cambiaba, decidió decirme que el baile lo haría

Vacío en un abismoWhere stories live. Discover now