Tres

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Mi concierto terminó y su solitario aplauso levantó un eco que recorrió los corredores,como una nota discordante condenada a desvanecerse en la oscuridad.

-Lo siento. No quise importunar, pero tu música me atrajo-me dijo y camino hasta mi con un paso solemne-Caprice 24 es una de las piezas más difíciles que hay para violín.

-Las hay más complejas -le dije y guarde el violín en su estuche.

Pasos en el ático lo hicieron mirar al techo.

-¿Puedes ver a los fantasmas?-me pregunto bajando la mirada hasta mis ojos.

-Si y también los oigo.

-Eso suena fascinante. Tienes un don que muy pocos poseen-señalo y se inclinó para poner su mano sobre mi rostro-Debes tener una sensibilidad muy grande,para poder percibir seres tan sutiles ¿Tú puedes entenderlos?

-Quiero dormir-le dije y me fui a mi cama-Buenas noches.

Algo resignado dejo la habitación y yo,me entregué a un sueño tranquilo o eso intente. De la vigilia salí abruptamente. Un estruendo en el primer piso sacudió toda la casa. Salí hacia la escalera y desde allí pude ver a Mina, portando su cuchilla que la doblaba en estatura. Usando Gyo pude observar las cuerdas que iban hacia ella. No le advertí,
pues Mina ya las había visto y desde luego pudo eludirlas.

-Señorita, vuelva a su habitación. Esto terminará pronto-me dijo.

-No rompas la casa por favor.

-Entendido-me contesto y volví por el pasillo.

Kuroro me miró desde la puerta de su habitación. No llevaba camisa y eso me permito ver el tatuaje en su brazo. Una araña de doce patas con el número de miembro en el. Eso confirmaba quien era y lo que me pasaría de no cumplir con quitar esa cadena en su corazón. En silencio pase por su lado y seguí hacia mi habitación.

Por la mañana nos sentamos en la mesa del comedor a desayunar. Un enorme agujero en la pared,permitía al sol bañar la oscura mesa,pero dejarme a mi y a Kuroro en la penumbra. A ratos me veía,pero no hacia preguntas respecto a lo que pasó anoche.

-¿Mina es tu guardaespaldas?-dijo al fin.

-Algo así-conteste y puse un poco de mantequilla en mi pan.

-Supongo que una de tus habilidades te permite indagar en las personas sin que estás se den cuenta-me comento después de un rato-Anoche que viste mi tatuaje,no mostraste sorpresa.

-El bastardo de la cadena. Así llamas al usuario de Nen, que te a dejado en este estado-dije para confirmar su especulación-Nunca antes había sentido tanto odio, como el que hay en la cadena que te restringe. Creo que te lo has ganado.

-Puede ser,sin embargo...

-Asesino a dos de tus compañeros,mas no pueden ir por él,pese a que conocen su debilidad.

-¿Todo eso lo averiguaste por medio de tu técnica Nen Réquiem para un vivo?

-Sinfonía Ojos de cielo-lo corregí-Ese es el nombre de la técnica para extraer información de las personas,pero no la use contigo. Digamos que tengo otra forma de  conseguir información.

Nadie,que me conoce,está seguro si son mis técnicas Nen o mis fantasma,los que intervienen para darme datos relevantes. Por supuesto jamás he revelado eso alguien y no iba a ser una excepción con él.

-Eres enigmática.

-Puedo decir lo mismo de tí-le dije-Si me disculpas,debo asistir a un funeral y estoy algo atrasada.

-¿Puedo acompañarte?-me pregunto subitamente.

-Mina-llame y la mujer apareció desde la cocina-Consigue un traje para el señor.

-De inmediato-me respondió y media hora después volvió con un atuendo masculino totalmente negro-Espero que sea de su agrado-le dijo y se retiró.

Tuve que esperar a Kuroro,quien al salir me quedo mirando un poco curioso. Bueno mi vestimenta puede ser llamativa. En esa oportunidad llevaba un pantalón oscuro y ajustado. Una blusa blanca y sobre ella un corset negro también. No podia faltar el velo sobre mi cabeza. Caminamos juntos hacia el cementerio. En el camino nos encontramos con los albañiles que iban a reparar el muro de mi casa.

El día estaba algo frío,pero el sol resplandecía con fuerza en un cielo azul,completamente despejado. Era domingo y la gente andaba en las calles con buen ánimo. A lo lejos,pude ver el cortejo fúnebre avanzar hacia el campo santo y mis compañeros,en mitad de la fila, entonando una canción tan dulce como triste. Corrí para unirme a ellos,dejando atrás a Kuroro quien se unió a la marcha como un deudo más. Recuerdo que una mujer le preguntó si conocía al muerto y con toda la naturalidad del mundo,él contestó:

-Era amigo de mi padre. Siempre fue muy gentil con nosotros.

-Debía tenerlo en alta estima. Mi tío era un misántropo nada gentil-le comento la mujer.

-Si,mi padre siempre me dijo eso. Que éramos de los pocos que conocíamos su lado mejor-añadió con una sonrisa gentil.

Estuvimos en el cementerio cerca de una hora. Cuando guardaba mi violín,para retirarme ví que otro funeral se realizaba y entre los asistentes,reconocí a alguien por lo que me acerqué. Con pesar descubrí que se trataba de alguien que conocía. Me abrí pasó entre la gente,para llegar al borde de la fosa y ver cómo, lentamente,iban cubriendo su féretro con tierra. Las personas comenzaron a alejarse. Pronto nadie quedó allí,después de todo el viejo artesano de ataúdes no tenía familia alguna. Los que asistieron a su funeral eran amigos y conocidos. Nadie a quien realmente le impactará su muerte,lo suficiente para quedarse hasta ver cómo sobre el tumulto ponían una cruz con su nombre.

-¿Era un amigo tuyo?-me pregunto Kuroro al pararse a mi lado.

-Algo parecido. Me consiguió este empleo y de niña me daba dulces-le dije-Siempre llevaba dulces porque,los niños,le tenían miedo por ser el que hacia los féretros.

En ese momento la translúcida figura de aquel hombre,apareció detrás de la cruz. Me miraba,
pero yo fingí que no lo veía. Al dar la espalda a la tumba,un fuerte viento soplo a nuestra espalda y al voltear, vimos como un remolino de hojas tiraba la cruz.

-Fantasmas...-murmuro cerrando los ojos-Siempre haciendo actos extravagantes.

Kuroro solto una risa clara y sonora al oír esas palabras. Lo mire y me desconcertó verlo reír de forma tan fresca. Muy lentamente llevó sus manos hasta mi rostro.Lo contemplo cómo si hubiese descubierto un tesoro e inclinándose un poco dijo:

-...Si piensas viajar el este será una nueva dirección. Allá conocerás a la persona que te está esperando-hizo una breve pausa-Conocerás a la persona que te está esperando. Eso dijo la adivina...

Réquiem para un vivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora