Después del evento de intercambio, el director de la escuela de hechicería de Tokio mandará investigar quién de los alumnos es un posible traidor, debido a los rumores que escuchó mandando a dos profesores que no se llevan del todo bien. Es por eso...
Al día siguiente del evento de intercambio con los estudiantes de Tokio y Kioto, las actividades de ambas escuelas de hechicería volverían a la normalidad, pero con la sospecha de que existía un posible traidor entre los alumnos, eso no sucedería así.
Muy temprano, el director Yaga Masamichi, un hombre de oscuras gafas y frívola expresión, esperaba sentado en la sala principal para hablar de lo ocurrido con dos personas.
Un par de tazas de té ya estaban servidas sobre la mesa y una tenue sombra apareció detrás de la puerta.
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— Buenos días— saludó una suave voz.
— Buenos días, Utahime. Adelante— respondió Yaga, viendo como una joven de oscuro cabello entraba a la habitación.
— Lamento la tardanza— dijo la joven sensei, tomando asiento en el pequeño sillón de enfrente.
— Descuide, Utahime. Al fin de cuentas, el que debe disculparse soy yo, por haber cancelado el viaje de regreso de los alumnos de Kioto.
— No se preocupe, director Yaga. Ellos lo entenderán— afirmó ella—. Hoy saldrán a patrullar por la ciudad, si de casualidad se encontraran con una maldición tienen permiso de exorcisarla. Tal como usted solicitó, pero dígame, ¿por qué ha mandado llamarme?
— Cómo sabe, ayer los alumnos Aoi Todou y Yuuji Itadori combatieron contra una maldición de categoría especial, la cual parece estar aliada con ese tal Mahito. Conocemos bien que esas maldiciones van a esconderse durante un rato hasta recuperar fuerzas. Sin embargo, lo que más debe preocuparnos es que, existe la posibilidad de que uno de los estudiantes pueda estar intercambiando información con el enemigo.
— Ya veo, ¿y quiere que me encargue de ello?— expresó Utahime de forma atenta.
— Así es. Usted y otra persona más vigilarán a los estudiantes para averiguar quien podría ser el infiltrado, ¿alguna idea de quién podría ser, Utahime?
— No, ninguna— descartó la joven sensei, preocupada por la situación—. Es difícil pensar que un alumno hiciera algo así, pero por el bien de los demás tenemos que encontrarlo, ¿quién es la otra persona que participará en la investigación?
No obstante, antes que el director pudiera responder, una entusiasta voz interrumpió la conversación.
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