Eren se había ido a un internado en el extranjero para olvidar a Levi. Aunque dudaba mucho el poder lograrlo, mientras el pobre azabache no sabía como había perdido a su amado Eren. Ni siquiera recordaba haber tenido sexo con la puta de Petra, él t...
Eren y Armin se encontraban hablando debajo de un árbol mientras comían sus almuerzos, el clima era agradable, el bullicio de los demás estudiantes no les impedía platicar sobre sus respectivas vacaciones.
-¡¿De verdad Armin?! No puedo creer que te quieras unir a la NASA-. El mencionado se sonrojo un poco, la voz de su nuevo amigo había sido algo fuerte, volteo a todos lados esperando no haber llamado la atención de los demás.
-Shhhh... Eren tu voz es muy fuerte-. Le dijo mientras le hacía un gesto con la mano de que bajara la voz. El ojiverde se dió cuenta de su indiscreción y también miró al resto, se sintió aliviado de que nadie lo hubiera escuchado.
-Lo siento, es sólo que me tomó por sorpresa, pero es realmente increíble que quieras ser parte de la NASA es extremadamente difícil el poder ingresar-.
-Lo sé. Pero he soñado con eso desde que era niño, siempre me ha gustado todo lo relacionado a ella-. Armin me siguió contando de las carreras que pensaba estudiar, los doctorados que iba a tomar, además de que contó sobre muchas cosas que yo no sabía sobre la NASA, el espacio, la ingeniería química, la ingeniería ambiental, entre otras cosas, se me hizo muy interesante.
-¡Cielos Armin! Si yo estudiara todo lo que tú vas a estudiar estoy seguro de que mi cerebro explotaría.- El sólo pensarlo, me aterraba, yo aún no decidía lo que iba a hacer con mi vida, tal vez estudie medicina, idiomas o quizás administración... Mejor no me presiono con eso.
Seguimos comiendo nuestros almuerzos, hasta que sonó la campana del fin del receso, regresamos a nuestro salón y vimos a un grupo de 7 compañeros discutiendo con una chica de cabello castaño y coleta alta, al parecer le había quitado el almuerzo al chico que se sentaba a su lado, si no mal recuerdo sus nombres son Sasha y Connie.
-¡¿Cómo es posible que aún te encuentres con hambre luego de haberte comido mis dos hamburguesas y más a parte tu propio almuerzo?!-. Le reclamaba su compañero de asiento, mientras ella trataba de quitarle el almuerzo a un chico que tenía cara de caballo, el cual trataba se aferraba trataba de hacer que la chica soltara su lonchera, ella se aferraba a la lonchera como si su vida dependiera de ello. Connie trataba de hacer retroceder a la castaña sin éxito.
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La mayoría de los alumnos habían llegado y todos estaban al pendiente de cómo terminaría esto.
Era muy graciosa la situación y algo extraña, varios chicos ya habían comenzado a hacer apuestas, estuvieron así por un rato más hasta que la chica le arrebató el almuerzo al cara de caballo y se lo comió en un dos por tres.
Hubieron varias quejas de los que perdieron y los que ganaron su apuesta vociferaban felices.
-¡Glotona, ese era mi almuerzo!-. Le gritaba el cara de caballo a la chica que comía como si no hubiera un mañana.
