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Joohyun salió corriendo como una cobarde.

Ignoró el grito de sorpresa de Seulgi, abriéndose paso entre todos los estudiantes que soltaron quejidos debido a los empujes, pero a Joohyun no podía importarle menos en ese instante, no cuando una sensación extraña en su cuerpo, en su mente, le pedía huir lo más pronto de ese lugar antes de seguir escuchando esa sarta de estupideces.

Sólo cuando un punzante dolor, en su costado izquierdo, la hizo soltar un jadeo de dolor fue que se detuvo, apoyando su espalda en la pared. El sudor bajaba por su rostro, y sacudió su cabeza, reprochándose por haber reaccionado de esa forma, pero no pudo evitarlo porque...

Porque...

Seulgi tuvo que haberla confundido de persona. Sí, esa era la única excusa posible para sus palabras sin sentido. Se estaba confundiendo de persona. Porque no era posible que ella... que.. Sus madres...

No, sus madres eran Moon Byulyi y Moon YongHee, así como su hermana era Moon JiEun.

No había nadie más en su familia, ninguna Yongsun, y definitivamente esa tal Yongsun no era su madre porque... porque...

Porque sus madres no podían mentirle de esa manera

Pero de todas formas...

No, Seulgi estaba equivocada , estaba hablando estupideces. Bueno, pudieron haberse conocido de cuando eran pequeñas, ¡pero la alfa dijo que tenían sólo dos y cinco años respectivamente! Ciertas cosas pudieron confundírsele, nada más, porque era la única forma de explicar toda esa situación.

Sí, tal vez Seulgi no recordaba bien ese tiempo, porque desde que Joohyun tenía memoria, mamá YongHee estuvo a su lado, criándola con cariño y amor. Desde que recordaba, su mamá Byul la acompañó a todas partes y se preocupaba de que nada le faltara.

Era sólo una confusión.

Con ese pensamiento, prosiguió su camino a casa, sintiendo su estómago apretado durante todo el camino hasta que entró y se encontró con su madre alfa en el comedor.

Joohyun miró el perfil duro de Moon Byul, su rostro pálido, su cabello negro como un cuervo, sus ojos oscuros, y tragó saliva cuando la mayor le miró con una ceja enarcada. Su madre era una alfa pura, y de alguna forma, eso siempre terminaba por intimidarla. Claro, hasta que hablaba.

—Irene —saludó con un movimiento de cabeza, su voz suave y cariñosa—, ¿cómo te fue en el colegio?

Sus labios estaban secos, así que los humedeció, titubeante.

—Bien —contestó, mirando hacia las escaleras— ¿JiEun ya llegó?

—Sí —Byul miró la televisión, haciendo una mueca de irritación—, quería jugar con sus muñecas.

—Oh —Joohyun miró su mochila, todavía balbuceante—. ¿No fuiste a trabajar hoy?

Pudo notar otra vez esa mueca de fastidio, pero fingió no verla, porque sabía que a su madre no le gustaba la vida que llevaba.

No le gustaba su esposa. No le gustaba su trabajo. No le gustaban sus padres.

Lo único que parecía hacerla sonreír, eran ella y JiEun, nada más.

—No me siento bien, pero YongHee hará un buen trabajo —contestó con cierto tono irónico.

Porque, en el fondo, YongHee lleva las riendas de la empresa, ella es sólo una imagen, parecían decir las palabras de Byul.

Joohyun omitió el hecho de que escuchó la pelea de sus madres la noche anterior y que ella llegó borracha porque sabía, en el fondo, que su madre no se justificaría ni mentiría sobre lo ocurrido.

Yuanfen [Moonsun] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora