La atrapas, cuando consigue una estabilidad en su vida, cuando consigue que el amor gane al odio, la atrapas. Cuando por fin recupera su fuerza, cuando recupera su paz mental y sus verdaderas ganas de sonreír. Tú la atrapas, haciendo así que se sienta vulnerable la reprimes, su calidez, su manera de ser, de querer, de dar cariño, de sentirse alegre, tú la atrapas con tu sola presencia.
Cuando todo va bien, cuando todo aparenta ir bien llegas tú y consigues que todo se desvanezca, yendo y viniendo; jamás te quedaste para siempre.
Ella trataba de correr y una cuerda tiró de ella al tormento. Su madre la levantó, la limpió las heridas y la dijo que si no podía correr que tratase de andar, pero que jamás se parase porque nadie viviría su vida por ella. Se secó las lágrimas, levantó cabeza y anduvo.
Desapareciste y consiguió correr, regresaste y ella, esta vez, no dejó que la cuerda la atrapara.
Tranquilo, ella es fuerte, aún que el dolor de verdad emerge en la soledad, aprende a no alimentarlo, a consolarlo, cogerlo de la mano y decirle que todo irá bien, y ahí, ahí es cuando emerge el amor. Tan grande como ella y tan verdadero como su interior.
Te quiere, con todo su alma, pero nada bueno sale de alguien que solo va y viene. Bosnia 2009, Libia 2012, Jordania 2018, Letonia 2020. A falta de países que te quedan por visitar, a falta de cumpleaños que te faltó estar.
Ella está bien, ahora lo está, sabe que la quieres, no de la mejor forma, no obstante es de tu sangre y podrá con ello y todo lo demás. Siempre tendrá a su figura materna, que sabe y confía en que nunca la abandonará hasta el día que su alma lo decida.
Sin embargo, llegará un día en el que ella no pueda levantar cabeza, y su madre no estará para levantarla y será ahí cuando todas las heridas que la ayudaron a cerrar se abrirán y tratará de curarlas por su cuenta; tiene una fuerza de voluntad mucho más grande de lo que tú piensas, porque ha salido a su madre, una luchadora.
Se caerá, llorará y gritará pero jamás se parará. Porque jamás dependerá de nadie, ni mucho menos de alguien pasajero, que cada vez que vuelve trata de hacer un papel que siempre le estuvo grande.
Anduvo, corrió, e intentará saltar, porque si con su edad acaba de experimentar una pequeña parte de la vida, y la libertad la enamora, no solo se conformará con correr, cogerá impulso y sin pararse, saltará para conseguir así lo que se proponga, sin ninguna cuerda que la retenga.
Y finalmente volará, siendo ese su último salto.