cap'3~ ¿De quién eres, Ares?

25 5 0
                                    

Este me cree fácil y accesible, pero se está equivocando. Yo no voy a comportarme como la zorra de Kasia.

Estoy conciente de que en algún momento me tengo que entregar a él, pero aún es muy pronto.


×


-Ares, que demonios haces- digo intentando cubrir mi cuerpo con mis manos.

-No te vuelvas loca, Lene- dice chistosamente. -mi pene necesita relajarse porque sino me va a empezar a doler- poner cara de sufrimiento.

-Eso es por tu culpa, no la mía- digo enojada. Aunque estoy un poco enojada por su atrevimiento, admito que me encanta verlo completamente desnudo.

-en realidad es culpa de ambos, porque tu apareciste en mi sueño toda desnuda- comienza a bajar la mirada por mi cuerpo. -eres como te soñe- dice acercándose a mi.

-Ares, no- digo poniendo la mano en su pecho. Apenas nos conocemos, no me voy a acostar con él. Pensándolo bien, si debería acostarme pero no estoy segura.

-Yo no voy aguantar por mucho tiempo, Lene- dice agarrando mi mano y empujándome contra la pared, mientras el agua cae sobre nuestros cuerpos.

-Entonces ve y dile a Kasia que te ayude con el problemita- él no dice nada y solo se aparta de mi. -vete Ares, tengo que ducharme- le pido con vos suave porque no quiero que se enoje. Él sin mirarme y sin emitir una sola palabra se va.

Salgo del cuarto de baño pensado que Ares ya se habrá ido. Pero no, está vestido con su equipo de entrenamiento, acostado en la cama con los brazos sobre la nuca mirando el techo. Cuando me ve, solo hacemos contacto visual por tres segundos. Me voy a cambiar, y aún siento su mirada, no sé lo que piensa pero siento un leve ardor en mi tatuaje.

-¿Duele mucho?- sabe que mi tatuaje debe de estar rojo, por eso pregunta.

-Eres un idiota, Ares- digo sacándole el dedo de en medio pero sin mirarlo. Sabia que los Kalaris eran sigilosos, muy silenciosos y veloces. Pero no sabia que tan verdad era hasta que siento la mano de él atrapar la mía.

-¿Arde mucho?- reformula su pregunta. Me está mirando como un cazador cuando tiene a su presa, solo falta que dispare para que sea suya. Pero yo no me voy a dejar vencer, él tiene que probar de su propia medicina. Qué piensa, que yo tampoco me lo imagino a él besándome y haciéndome suya.

-¿Y a ti te arde?- digo mientras mi mente pervertida comienza a imaginar sus manos sobre mi cuerpo, su boca sobre la mía para luego bajar por mi cuello. Se que él lo está sintiendo porque sus pupilas están dilatadas y cambio su respiración a una más acelerada.

-Lene, ¿Qué haces?- dice tocándose el tatuaje. Me mira y veo deseo en su mirada.

-Lo que tú me haces- digo soltandome de su agarre.

-La diferencia está en que tú te sabes controlar, yo no- me agarra del brazo y me lleva hasta el sofá para dejarme caer en el, se sube arriba mío y comienza a besar con mucha necesidad mi cuello. Estoy intentando negarme, pero sus besos parecen anestesiarme y no me dejan escapar. Sin tener el control de mi cuerpo, mis manos sienten la necesidad de tocar su piel y antes de que diga que no, ya están adentro de su buzo buscando ese contacto hasta que lo logran.

-Ares...- es lo único que me sale decir en un susurro, pero suena como necesidad. No logro concentrarme, mi mente está bloqueada.

-tu cuerpo es tan dulce, jamás me cansaré de el- dice bajando hasta mis pechos para empezar a lamerlos. -soy adicto a ti, Lene- susurra mientras va bajando por mi abdomen llengando a mi ombligo, y continuar bajando muy lentamente. Yo ya no soy dueña de mi cuerpo, estoy dominada por él.

-suige, por favor- pido poseída por el placer. Mi cuerpo comienza a curvarse por el placer. Derrepente siento que llaman a la puerta, pero no le presto atención.

-Ares, estas ahi- escucho la vos de Kasia. Solo eso necesitaba para volver a tener el control, lo apartó de mi, me levanto y lo quedo mirando. Él también me mira, se tapa la cara como decepcionado y se levanta.

-Sal de aquí Kasia, dije que te veré después- le responde enojado.

-Muy bien, te estaré esperando- dice para luego escuchar sus pasos alejándose.

Saliendo de esta situación tan incómoda agarró toda mi ropa y me meto al cuarto de baño para poder vestirme tranquila. Al salir, lo veo a Ares que aún sigue aquí y parece estar esperándome.

-crei que ya te habías ido- digo, caminando hacia la mesa donde tengo mis accesorios.

-te estoy esperando para que salgamos juntos- dice parándose y caminando hacia la puerta.

-bueno, vamos- le digo saliendo por la puerta.

Caminando por el pasillo todos los hombres comienzan a mirarme de forma extraña, tal es así que juro que me dan miedo. Me están mirando como si fue un pedazo de carne, no entiendo que está pasando. Ares parece darse cuenta, veo en su mirada un sentimiento de ira, me toma de la mano y me coloca enfrente suyo para escoltarme. La verdad que no entiendo porque se están comportando así.

-¿Qué les pasa? ¿Por qué me miran así?- le pregunto con vos baja solo para que me escuche él.

-ellos están sintiendo tu olor- al no comprender lo que significa lo miro extrañada. -es el olor que genera tu cuerpo cuando estás excitada- me mira súper serio. Aún no logro entender bien, ellos sienten el olor de mi vagina????

-¿Ellos sienten el olor de mi vagina?- digo en vos baja y con cara de espanto, yo no sabia esto. Al decir eso veo como su mandíbula se relaja y se le escapa una sonrisa divertida.

-No, ese olor solo lo siento yo- me regala una mirada muy pervertida. Logrando que me avergüence un poco por lo que dije.

-¿Entonces?- pregunto sin comprender.

-son unas endorfinas que tu cuerpo larga por los poros de tu piel.- dice volviéndose a poner serio, por la mirada de los demás hacia mí.

-y eso ¿cómo se va?- preguntó incrédula.

-Eso solo yo te lo puedo sacar- dice en un susurro acercándose a mi odio. Haciendo que mi piel se erice al sentir su vos tan cerca.

-Pero ahora ¿Qué ahogo?, no voy a estar pegada a ti todo el día para que no me persigan- digo enojada cruzando los brazos. Entonces él me hace caminar hasta un pasillo vacío y se saca su buzo para comenzar a refregarselo por todo su cuerpo. Luego me lo tiende para que me lo ponga.

-esto te ayudará a que no te persigan- dice serio porque tampoco le gusta esta situación. Mucho más porque Ares es muy posesivo y podría cometer un erro con tal de defenderme.

-¿Funciona?- pregunto mientras me coloco el buzo que me queda como un vestido.

-No, sé- dice inseguro. -jamas tuve una compañera- ríe burlándose de mí. Porque es obvio que solo tenemos un compañero para toda nuestra vida.

-Aja... que chistoso- digo pegándole suavemente en el hombro. -Bueno, me voy- digo caminando por el pasillo.

Él se queda mirándome, o mejor dicho vigilándome para que nadie se me acerque. Hasta que lo pierdo de vista.

🍒 ~ DISTRITO ROJO ~ 🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora