• Día 1 •

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PROMPT: "You can stop pretending now."

Ninguna razón para quedarse es una buena razón para irse. — Camila Cabello.

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Atsumu se encontraba sentado en el borde de la cama, su pie izquierdo golpeteaba en el suelo producto de la ansiedad; había estado toda la mañana en ello y aún no podía creer lo que estaba por hacer.

Kiyoomi, su pareja, con quién convivía hacía dos años y contando, se había ido al trabajo temprano y sabía que volvería tarde... Como últimamente lo hacía. Y él, por su parte, se había ausentado de la práctica matutina. La situación lo ameritaba.

Kiyoomi... Su Omi-Omi.

Todavía recordaba el olor del perfume que llevaba cuando lo conoció en la universidad; una mezcla de cítricos y madera que inundó su nariz y lo hizo voltear. Habían ido a jugar un partido contra el equipo universitario de Tokio. ¿Cómo iba a olvidarlo si cayó de inmediato? Y así como Atsumu sintió arder su corazón, buscó una y mil maneras de llamar la atención de ese chico alto y rostro serio, el cual odiaba que las personas se le acerquen. Pero con él era diferente, le dejaba hacerle compañía y hasta se podía decir que le agradaba.

Atsumu era efusivo por todas partes y eso terminó por calentar el frío corazón de Kiyoomi, por lo que le pidió de salir oficialmente después de que lo buscara semana tras semana a la salida de la universidad. No podía evitarlo, le gustaba esa cabeza oxigenada y todas sus ocurrencias.

Los meses pasaron y todo iba de maravillas; eran dos tontos enamorados, llenos de expectativas y promesas por hacerse. Pero, como dice el refrán: a las promesas se las lleva el viento.

Las cosas comenzaron a salirse de control cuando Atsumu sugirió que podían mudarse así sería más fácil estar juntos y, de todas maneras, ambos tenían agendas apretadas así que no se cansarían del otro. Kiyoomi podía encargarse de la cocina así no incendiaba la casa y, él mismo, se encargaría de la limpieza. ¡Era perfecto! O, al menos, en su cabeza lo era.

Lo cierto es que tan pronto comenzaron a convivir, las peleas salieron a flote. Kiyoomi era muy particular con la convivencia; su misofobia se agudizó al punto de no quererlo cerca en ciertas ocasiones y eso desencadenaba en gritos de parte de ambos. Atsumu, por su parte, se disgustaba cada vez que quería tener sexo con él, pues siempre terminaba en un rotundo no.

Esas cosas, junto a la rutina y el hecho de que ambos se habían acostumbrado a la presencia del otro, incluso si era uno en cada punta del departamento, terminó por llevar su relación a un punto en donde ya no era remontable pero, por alguna razón, ambos seguían ahí, sosteniendo el hogar que habían construido... La mentira que habían construido.

Atsumu solía llorar cuando Kiyoomi se dormía. Sus constantes rechazos y desprecios eran desgastantes; él intentaba con todas sus fuerzas hacer que funcione, pero nada parecía alcanzar y, como si fuera poco, una de esas noches en las que no podía dormir descubrió que un tal Ushi le enviaba mensajes a las tres de la mañana.

Fue por eso que, después de un año, decidió dejarlo. Si ya no lo amaba y no iba a ser su Omi, entonces no había nada por hacerle.

Terminó de responderle a Osamu que estaría ahí para la cena y se levantó de su sitio para pegar una última ojeada a la casa, no quería dejar absolutamente nada que lo hiciera volver. No pensaba hacerlo.

Tomó las maletas y su bolsa de deportes, el resto podía quedárselo. Ya no quería tener nada que ver con él ni con ningún objeto que pudiera recordarle a él. Observó la puerta de entrada y recordó el momento exacto en el que la abrieron juntos por primera vez, riendo porque Atsumu lo había cargado como a una novia antes de entrar a la suite nupcial.

Amaba su risa, pero ya no era él quien la provocaba.

Antes de salir dejó un sobre en la mesa que estaba junto a la entrada, esa misma que usaban para poner las llaves. Suspiró cuando escuchó el "clack" de la cerradura y un par de lágrimas se le escaparon junto con una sonrisa.

Todo iba a estar bien, lo sabía.

A las once de la noche, Kiyoomi cruzó la puerta del departamento. Frunció el ceño al ver las luces apagadas. Atsumu no estaba, eso era evidente pero usualmente avisaba cuando se iba. Vaya sorpresa se llevó cuando, al encender las luces, vio el sobre blanco que decía "Omi" con la letra de Atsumu.

"Ugh, ni siquiera sé cómo comenzar esto. Se supone que es una carta, pero sabes lo malo que soy para, bueno... Para todo evidentemente.

He decidido irme, Omi, esto ya no funciona.
Está claro que no estás a gusto conmigo y ya no tolero en lo que nos hemos convertido. Quiero que vuelvas a ser quien eras, con tus ojos brillantes de curiosidad por lo que te rodea. Quiero que rías, porque amo verte reír. Quiero que ames, porque hasta la persona más ermitaña merece amar y ser amada.

Quiero que seas feliz, Omi-Omi... Y quiero serlo también. Ambos lo merecemos y tal parece ser que juntos no podrá ser. Así que daré un paso al costado para que todo mejore.

Sé que así va a ser.

Con todo mi amor.

'Tsumu."

Asi como terminó de leer la carta, se encaminó hacia el baño, sin expresión alguna en el rostro. Se lavó las manos y marcó el número de su primo Komori.

—¿Kiyo?

—Hola...

—¿Pasó algo? Es raro que me llames.

—Atsumu... Se fue, me dejó.

—Lo siento tanto, de verdad. ¿Quieres que vaya?

—No, estoy bien.

—Kiyo... Ya puedes dejar de fingir que no te afecta.

Esas palabras bastaron. Las lágrimas comenzaron a salir sin control y ahogó un grito mientras se dejaba caer en el suelo de granito para llorar desconsoladamente mientras Komori intentaba darle ánimos.

Lo había perdido.

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Buenas buenas mis amores!!!! Arranca la Angst week y me pasé al bando de los que hacen llorar por gusto 😅😅 No mentira, dije que no iba a participar y acá estoy, pasaron cosas(?)

Es mi primer angst, espero les haya hecho sentir lo que yo sentí al escribirlo (osea sad)

Lxs amo mucho y gracias por seguir leyendo las boludeces que escribo ❤️❤️❤️❤️

Nos vemos en el día 2.

With love, Sopa.

SakuAtsu Angst Week 2021.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora