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❧ 𝚁𝚎𝚗𝚞𝚗𝚌𝚒𝚊𝚛 ☙
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Las personas le apuntaban advirtiéndole que no diera otro paso. Sus manos sostenían las cuchillas y armas con temblor. Ella les provocaba miedo. Desde que era una niña les parecía una demente sin pudor que con solo ocho años se convirtió en una asesina, después una psicópata que se subía al hombro de un titán para pelear con otros titanes y ahora un enemigo inteligente con un poder desconocido.
— Por favor, necesito bañarme. —susurró observando su atuendo hecho un desastre por los días que llevaban ahí. No podía seguir soportando la mugre en su cuerpo—. Esta condición es insalubre para mí.
— Veré que puedo hacer. —Levi le dio una mirada a sus subordinados ordenándoles que bajaran sus armas. Se acercó a Freya y la observo de arriba a bajo. Chasqueó dándose la vuelta y apartándose en busca de ropa limpia que pudiera proporcionarle.
Regresó a los pocos minutos con la ropa que Jean le había enviado a Freya con la esperanza de poder visitarla algún día. Él quería hablar con ella y tratar de entender por que se comportaba así de diferente.
— Vamos. —murmuró y sin mirarla. Freya asintió dándole una corta mirada a Zeke y siguió a Levi manteniendo una distancia considerable. El ambiente seguía incómodo para ellos. Prefirió morder su lengua y aguantarse las preguntas, ya había avanzado muy lejos para retroceder. Observó el claro de agua cristalina que estaba cerca del bosque—. Anda, te estaré esperando aquí.
— Gracias. —aceptó el vestido floreado que le extendía y caminó hacia la orilla del río. Comenzó a despojarse de la ropa sucia dejándola caer al suelo. Se metió dejando que el agua rozara su piel y sintiera la placentera sensación. Se limpió tomándose su tiempo para quitar las manchas de mugre que se adherían a ella. Decidió quedarse un rato en medio del río, flotando y jugando con las ondas del agua. En horas se desataría todo el caos y el infierno cobraría lugar sobre la tierra.
— Hey, ¿qué demonios crees que haces aquí? —escuchó la voz de Levi gritándole a alguien y lo siguiente que vio fue la figura de la pelinegra a la orilla del río.
