No estas solo {Jihyun Kim x Saeran Choi} Omegaverse

Especial 3/3

-¿Ya esta el ramo que pedí?

-Ese es el ramo que yo ordene.

-¿Que precio tendría el ramo de flores?

-Su trabajo es fabuloso.

-¿Hacen también tarjetas para dar junto al ramo?

-Las rosas, definitivamente quiero las rosas.

Domingo 14 de febrero, difnitivamente, era un día bastante ajetreado para Saeran y sus compañeras.

Pareciera que los clientes se hubieran multiplicado o incluso triplicado en esa fecha, estaban llenos de pedidos y las personas no parecían cansarse de hacer comentarios, por suerte, ningun mal comentario salía de sus bocas.

Dos castañas se acercaron a nuestro Omega peli-blanco.

-Bienvenidas a nuestra floris-... -Se calló al reconocer a las dos castañas.

-Saeran, buenas tardes- Saludo Jaehee con un pequeño asentimiento.

-Chicas, que bueno verlas por acá, y juntas- Hablo con un toque coqueto y soltó una leve risa al ver a Mc sonrojarse.

La beta de pelo largo fruncido levemente el ceño, para luego alzar su mano, enseñando que estaba entrelazada junto con la de la beta de gafas.

-Estamos iniciando una relacion- Hablo Mc en voz baja.

Saeran abrió levemente su boca para mostrar falsa sorpresa.

-Hasta que al fin- Soltó una carcajada- Ya se habían tardado chicas.

-Hay que admitir que fue difícil darme cuenta de mis sentimientos por Mc- Empezó a hablar Jaehee- Pero le alegre totalmente al saber que eran correspondidos.

Saeran dio unos cuantos aplausos.

-Eso es genial chicas- Les sonrió a ambas.

-¡Saeran! Te necesitamos por este lado- Llamó una de las omegas que trabajaba en el lugar.

-¡Ahi voy!- Suspiro- Bueno, tendré que dejarlas, si van a comprar algo adelante, me encargaré de rebajarles- Les guiño el ojo y se fue donde se encontraba su compañera.

Ambas betas soltaron una leve risa y empezaron a ver las flores, hablando de lo hermosas que eran y en lo que podrían hacer ese día.

Por otro lado, tenemos a nuestro omega rubio.

Este se encontraba llendo hacia la casa de su mejor amigo.

Mejor amigo... Supongo que el alfa peli-rojo dejaría de serlo después de lo que le diría ese día.

El Omega solo podía pensar en como perdería la amistad del alfa, puesto que confesarse a alguien no es algo que pase todos los días, y con lo bromista que era el alfa, las cosas no podrían terminar bien.

Una vez que llegó a la casa del alfa, tocó la puerta, siendo recibido por el ya típico algoritmo de seguridad que tenía Seven en su puerta.

-¡Seven no estoy para juegos! Abre la puerta por favor.

Pero la única respuesta que recibió fue la de la puerta diciéndole que esa no era la respuesta correcta.

Los ojos del omega se humedecieron, pero no soltaron ni una sola lágrima.

-¡Seven! Es algo importante... Por favor...- Pidió casi que en un hilo de voz mientras agachada la cabeza.

Empezó a sollozar, se sentía realmente patético, y el alfa no ayudaba mucho.