La paz de tus ojos

Capítulo 1 El Día

Siempre estuve enamorado de ella, era lo que me impulsaba cada mañana, cada día, cada mes, cada año.
Ella era lo qué más me importaba...

—Entonces ¿Usted Sakura Kinomoto acepta a...
Para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en lo próspero y en lo adverso hasta que la muerte los separé?

—Acepto.

—¿Y usted...
Acepta a Sakura Kinomoto para amarla y respetarla, en la salud y la enfermedad, en lo próspero y lo adverso hasta que la muerte los separe?

—Acepto.

—Por el poder que el estado y Dios me confiere los declaró marido y mujer.
Puede besar a la novia...

Hace 15 años

Era un estudiante transferido de Hong Kong en busca de un desarrollo académico más amplio para llevar el liderazgo de mi familia y por ende la empresa misma.

Era mi obligación estar a las expectativas de mis padres, pero en especial de mi padre, Li Hien.

Un hombre sumamente comprometido con su familia y trabajo, sin duda mi modelo a seguir.

Yo venía de una familia grande cuatro hermanas mayores, mis padres y yo.

El único hombre y heredero del clan Li, digamos que la excelencia era lo mínimo a lo que aspiraba.

Fui educado con los mejores tutores particulares, hasta que mi padre decidió que debía involucrarme con gente de mi edad, eso según sus palabras

—"me formaría el carácter".

No podía decir que no a sus planes, así que me dispuse a empacar pensado que me mandaría a un colegio internado en Inglaterra, grande fue mi sorpresa al decirme que me iría a un colegio "normal" de un poblado bastante retirado de la ciudad de Tokio.

Tomoeda era mi destino a llegar, ahí viviría sólo; había recibido estrictas indicaciones de mi padre quien dijo que ahí sería completamente responsable de mi persona, gastos y obligaciones.

Suena bastante duro para un niño de diez años, pero la verdad me agradaba la idea; el sólo hecho de pensar que mi padre confiaba en mi y que era capaz de hacerle frente a la situación me animaba a no desepcionalo.

Así llegué a lo que sería mi nueva vida.

En la escuela primaria Tomoeda estaría en el quinto grado; al llegar tuve un recibimiento cordial de parte de mis compañeros, nada fuera de lo común creo... La verdad nunca tuve compañeros de mi edad antes.

Pero había una niña en particular que aunque fuera grosero con ella siempre tenía una actitud positiva, bastante irritante.

Decidí no darle importancia, pero la verdad ella fue lo mejor que me pudo pasar; su cálido corazón hizo en mi sacar cualidades de las cuales estoy seguro no existían.

Pero su mejor amiga se empeñaba en decir que si las tenía, pero nunca los motivos para demostrarlas...

La verdad Daidouji siempre fue una chica rara, eso sí bastante observadora.

Sakura se volvió en mi mejor amiga y mi motivo diario de ser mejor persona para ella.

Los años transcurrieron para los dos y en el momento que pasamos a secundaria Daidouji hizo incapie en mis sentimientos, mismo que no me percate o no quise ver.

Pero era innegable estaba enamorado de mi mejor amiga, en el momento que lo supe sentí un balde de agua fría recorrer mi cuerpo.

No podía, no debía y no por el aspecto socio económico, realmente no podía tener cabeza para otra cosa que no fuera mi entretamiento como futuro líder de mi clan y de la empresa familiar...

Pero la verdad ver sus ojos verdes hacia que perdiera el juicio... Incluso conmigo mismo.

Ahí fue donde descubrí la masturbación y con vergüenza admito que con quien me estrene en mis pensamientos fue con Sakura.

Mi cumpleaños número trece para mi no fue relevante, pero para la menor de los Kinomoto sí.

Hizo todo un festejo en su casa, con varios amigos de la escuela entre ellos figuraban Yamasaki, Hiirawisawa, Hanagemaru, Mihara, Daidouji y Sakura.

Ahí conocí formalmente a su familia sus padres Fujitaka y Nadeshiko Kinomoto ambos con grandes sonrísas llenos de alegría y corazones bondadosos, fue al menos el sentimiento que percibí de su parte, y Touya Kinomoto...

He de decir que el sentimiento de te odio fue mutuo, aunque nadie salvo Daidouji sabía mis verdaderos  sentimientos, el hermano mayor tenía sus muuuuuuy bien fundamentadas sospechas.

Después de ese cumpleaños mis deseos sexuales se intensificaron de tal manera que ya no encontraba satisfacción en pensamientos con ella, y recurrí a la vieja y confiable pornografía que existía en el buen amigo internet.

Obviamente trataba de ser discreto al tema, pero cada vez se volvía más incómodo a tal punto que dejé de invitar a Sakura a mi apartamento por temor a cometer una locura...

«"Ella no por dios", me gritaba».

Solo pasaron unos meses después para buscar una "novia" llamemosle así, la verdad solo quería tener sexo con alguien.

Era una chica linda la verdad, de cabello rizo castaño, ojos del mismo color, tez blanca, su nombre Sasaki Rika.

La elegí a ella por simple conveniencia, me había expresado sus sentimientos un par de semanas antes, y la urgencia en mí me hizo aceptar.

Sabía que ella era inexperta como yo, así que no tendría altas expectativas ni yo con ella ni ella conmigo, aun así no quise dejar nada al azar y pedí el consejo de Hanagemaru pues sabía que era un chico muy popular y tenía experiencia en el tema.

Después de eso fuimos más cercanos y lo empecé a llamar por su primer nombre Kurogane.

Al enterarse de todo esto Sakura.

«He de admitir que yo se lo dije».

No me juzgo, pero si me aconsejo de eso del sexo seguro, era bastante gracioso porque ella moría de pena cada vez que los profesores tocaban el tema y queriendo ser la amiga madura le daba un toque de ternura.

Así estuve dos años y experimente a diestra y siniestra tanto como Sasaki me permitió, hasta que bueno... Digamos que la mande al hospital y su familia prohibió nuestra relación.

El día que se enteraron de lo sucedido (que la mande de emergencias) hubieron dos reacciones la de inminente risa que provenía de Kurogane y la de asombro que venía de Sakura, Daidouji por su parte fue el equilibrio de ambos y con ella profundice más del tema.

La verdad sí se me pasó la mano con el nudo de shibari.

Hasta me zapeo por eso y me dijo que siempre debía tener un plan B para cualquier situación de esa índole, y pues tenía razón, se me hizo fácil amarrarle completamente el cuerpo cuando antes solo lo había hecho con las piernas o los brazos, y bueno también lo hice más apretado, a pensar que Sasaki me dijo que lo sentía muy justo.

En fin, me disculpe y aceptó mis disculpas terminamos bien, pero era obvio que todo resultó en un trato cordial ya que su familia me había vetado de por vida, y no los juzgo, por mi estupidez casi la mató.

Daidouji se volvió en mi mejor consejera y por el nivel de confianza fue que la empecé a nombrar por su nombre, ella de igual forma conmigo.

Tanto que ella fue la que ofreció la casa para mi cumpleaños número quince.