Capítulo 5 Adiós.

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Tres año de relación con ella que prácticamente ya éramos marido y mujer, y es que cuando aceptó ser mi novia se vino a vivir a mi apartamento ya que ambos teníamos los dieciocho.

A sus padres les dio gusto saber que era yo con quien había decidido su hija formalizar una relación, ya que me tenían en un buen concepto y era un amigo cercano desde la infancia de Sakura.

A nuestros amigos también les alegró saber que nuestra amistad se dio para algo más, al igual que algunos maestros con los que congeniabamos como el profesor Terada, La profesora Mizuki, y el director de carrera Ashura.

Todo parecía felicidad menos por una sola persona...

Ajá el hermano mayor de mi niña.

Touya Kinomoto, y es que por más que intentó persuadir a sus padres que no era lo correcto de poco le sirvió porque ambos abogaron por la mayoría de edad de ella, además de estar en su derecho de elegir a quien amar y con quien estar.

No se los demás, pero yo amo a mis suegros.

En su cumpleaños veintiuno  decidí hacer algo que nunca creí me atrevería, y era pedirle matrimonio.

Ya sabía que no podía actuar así como así ante Li Hien, pero la amaba lo suficiente para correr el riesgo del desheredo familiar.

Preparé un desayuno, su favorito, tostadas de pan con huevo frito, tocino y aguacate, y un jugo de naranja.

La desperté con un beso en el cuello como era mi costumbre, al verme abrió más lo ojos jade y notó la charola con el desayuno, sonrió por eso y se incorporó.

—Shaoran que sorpresa, ¡muchas gracias!

Me senté en la orilla y la vi disfrutar de sus alimentos, charlabamos de cosas sin importancia, reímos, era un momento muy lindo y habitual ente ambos, hasta que tomó el último trozo de aguacate y como no pudo cortarlo con facilidad decidió comerlo de un bocado, hasta que hizo un gesto de extrañeza.

En mis adentros estaba ansioso por todo, ella metió dos dedos a su boca con discreción y cuando sacó el objeto que había en sus dedos lo observó con detenimiento, y abrió la boca quedando anonadada.

—Shaoran... ¿Es lo qué creo qué es?

—¿Qué crees qué es? —Sonreí

—Un anillo de compromiso.

—Sí.

—¿Shaoran?

En eso me hinque, le tomé la mano y le hice la pregunta más importante de mi vida.

—Mi niña hermosa, ¿serías mi esposa?

Ella salió de la cama como pudo y me abrazo, coloco el anillo en su dedo y me dijo con un grito.
—Sí, sí quiero.

Después de eso me dejó besos en todo el rostro como sellos, que poco a poco iban subiendo de tono, y no esperaba menos del mounstro sexual que cree.

Se arrancó la playera como pudo y jalo mis pans para encontrarme con sus labios húmedos y llenos de deseo, cuando empezó a chupar sentía como la primera vez que ella lo hizo, era el puto cielo, me perdí en ella, no supe ni el tiempo transcurrido, ni las diferente formas en las succión, sólo se que me encantaba que lo hiciera, cuando termine en su boca y ella se incorporó, me dijo:

—Gracias por la comida.

Yo morí a carcajadas, ella es todo lo que anhelo en mi vida, tal cual, con sus miedo tontos a los fantasmas o a las lagartijas, sus ganas irracionales de llorar, sus inseguridades autodestructivas, sus sueños por cumplir, su felicidad, sus comentarios oportunos, esos me encantan más, toda ella la amo.

La paz de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora