Valentía de Leon

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En la mañana sentí como si mí cuerpo fuera una enorme pesa de toneladas, aunque quisiera levantarme no podía hacerlo. Miré a mí alrededor y noté como mí cuarto estaba tenuemente iluminado por los rayos del sol que entraban por la ventana. Ayer había sido un día muy duro, el juicio me había dejado exhausto debido a los nervios que tenía por saber el veredicto final.

Quería descansar por hoy, pero no iba a ser posible debido a que un compañero, Jean, entró en mí habitación con una cara bastante larga.

— Armin, el capitán Levi nos llamó... Dice que debemos ir a las instalaciones de la legión en las afueras de la ciudad.
— ... Jean, son las cinco de la mañana...
— ¿Crees que no lo se?

Cuando el capitán nos dijo que estábamos dentro de la legión no creí que fuera a darnos órdenes tan rápido... Pero supongo que es el sacrificio de ser un miembro de la organización más fuerte de la humanidad. Pesadamente me levanté de mí cama y cambié mí piyama minimalista por mí uniforme militar. Tomé el equipo de maniobras de mí armario y también la capa que se nos había otorgado cuando salimos del juicio.

Salí junto con Jean a las calles y este ya tenía preparado dos caballos en los cuales iríamos a los establecimientos. Subimos y comenzamos a cabalgar fuera de la ciudad.

— ¿Qué debemos hacer?
— No me dió detalles, pero parece que tiene que ver con Annie.
— Supongo que querrán poner en marcha el plan de sellar las murallas.
— Eso parece.

Con un tono de voz casi muerto hablamos sobre lo que nos podría esperar en las afueras de los muros. Cuando finalmente estábamos por llegar a las instalaciones pudimos notar un extenso manto de humo acompañado de una pequeña explosión en la tierra. Alarmados arremetimos con fuera los caballos para que fueran más rápido y llegar cuanto antes. En ese lugar nos recibieron con una escena sacada de una historia de miedo, un gigantesco torso de mujer descuartizado y una loca obsesiva la cual no paraba de tocarlo.

— ¿¡Pero que mierda...!?
— ¿¡Esa es Annie...?!
— ¡Ah, Jean, Armin! ¡Qué alegría que están aquí, vean está pasada!

Hanji nos recibió arrancando un trozo tejido de aquella Titán y mostrándonos su interior.

— ¿¡No es genial!? ¡No tiene órganos! ¡Es pura masa muscular! ¡Además de que está súper caliente, mis manos se están asando!
— ... Creo que voy a vomitar...
— Oye, no estamos para tonterías, será mejor que dejes de jugar y te pongas en serio con la misión.

El capitán Levi había aparecido, tenía su uniforme algo manchado y su rostro hacia pensar que no había dormido por días. Quizás lleva despierto desde anoche cuando aún estábamos preparándonos para el juicio.

— Ah, lo siento Levi, es que es tan majestuoso...
— No te lo decía a ti cuatro ojos. Se lo decía a Leonhart.
— ¿Eh...?

Miré hacia arriba de aquel torso a medio formar. En el cuello de aquella bestia se podía ver a una figura humana forcejear intentando sacar sus manos de un cúmulo de tejidos. Esa era Annie, quién miró hacia aquí algo preocupada.

— No sé que sucedió... Realmente no sé qué me ocurre.
— ¡N-no te muevas, Annie!

Usando el dispositivo de maniobras escalé el enorme torso de la Titán semi transformada para ayudar a Annie a salir de aquellos tejidos de carne que unían su cuerpo. Al bajar ví que sus brazos tenían muñones que poco a poco iban creciendo hasta formar nuevamente sus manos y dedos.

— ... Realmente no sabemos nada acerca de los titanes.

Dijo Jean notablemente impacto. Hanji, por otro lado, comenzó a gritar y golpear su cabeza al ver que aquella amalgama de carne y hueso comenzaba a desprenderse y evaporarse hasta no quedar nada.

Eremika | Conviértete en Humano (2da Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora