Me despierto rodeada de cables y con una pulsera de hospital. No me acuerdo de nada, solo que me intente suicidar, pero mas haya del intento, mi mente esta bloqueada y no consigo recordar absolutamente nada. Aparece una enfermera en mi habitación.
-Buenos días-me dice ella con una agradable sonrisa
-¿Qué ha pasado?-la pregunto para que me intente explicar que ha pasado despues del intento de suicidio
-Tuviste un problema, te intentaste suicidar
No me gusto mucho que llamase problema a suicidio, para mi no lo es, para mi es una meta que solo la consigue la gente con el suficiente corage y valor.
La enfermera salió y debió de avisar a mi madre de que estaba despierta, ya que entró en un instante.
Mi madre alegrada de verme con vida se acercó hacia mi y me empezó a abrazar. Yo con mi madre no tenia una gran relación, soliamos discutir, no la daba expliciones de mi vida.
-Hija, tienes problemas, pero te vamos a ayudar-dijo mi madre con un nudo en la garganta.
-Mamá, no me voy a cansar de decir que no a todo el mundo le tiene que gustar vivir.
Mi madre se queda callada y mantenemos un largo e incomodo silencio. Mi padre entró y me abrazó y estuvimos charlando mas cómodos que con mi madre, ya que tengo una pésima relación con ella. Mi hermano no podía entrar ya que tenia 7 años. Mis amigos también vinieron y me decian que si era tonta, que para que lo hago, que jure que no lo vuelva a hacer... pero Cris, mi mejor amiga, esta peor que yo, o me daba esa impresión. Lloraba como si no hubiese un mañana, no comía, y me echaba la bronca todo el rato. Lo que me gustaria acordarme era de que había pasado despues de mi intento suicida.
-¿Por qué lo has hecho?-me preguntó Cris
-Porque estoy tan cansada del mundo, tan cansada de finjir que todo va bien, quiero irme ya. La adolescencia es una mierda.
-No te lo niego pero Carl, que tu no sabes lo mal que estamos.
No se que decirla, ahora me siento mal, pero la verdad no me arrepiento de nada.
De repente, entra Tania, una compañera del instituto que se metía conmigo. Cris sale y Tania se sienta donde estaba sentada Cris.
-Hola, ¿te cortas a ti misma por lo que te decimos?
-Sí, lo sé, soy patética-la respondo sin mirarla a la cara
-No, no digas eso. Mira yo de verdad lo siento, lo siento mucho. No se que decir...
-No-la interrumpo- no hay nada que decir. Las palabras no van a cambiar nada-esta vez si la miré a la cara.
Entra una psicóloga a la habitación y le pide a Tania que salga. Hablo con la psicóloga sin nombrar aún mis problemas. Hasta que ya me les pregunta.
-No me gusta hablar de mis problemas
-¿Por qué?
-Porque las personas tienen demasiados problemas como para que alguien venga a mostrarles los suyos propios, además ¿cuánto le puede importar lo que te pasa a alguien? Al final lo único que te dicen es que todo va a mejorar. Estúpidos.
La psicóloga sigue hablandome aunque no la hago mucho caso hasta que se va. Por fin puedo descansar y estar sola. Hoy me siento rara, no he podido vomitar ni cortarme. Sin cortarme no soy yo, me deprimo, un corte para mí es un grito en silencio.