Capitulo 0: Prólogo

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—No sabes la satisfacción que da tener a uno de los Rubíes Salvadores de la bella ciudad libertina de Mondstadt en esta condición.

—¿Realmente seres como ustedes pueden permitirse la satisfacción?

Palabras cargadas de veneno salieron de aquel hermoso Rubí. Un joven de ojos rojizos dotas de gran belleza, del mismo color de su apodo Rubí, cabello suelto del mismo tono, que bailaba al compás del viento, asemejándose al mismo fuego que recorría la misma alma del portador.

—Los humanos son realmente molestos, seres inútiles y sin necesidad de existir, pero...

Una sonrisa sádica se filtro por aquel ser de la noche.

—De todas maneras los humanos al menos de Mondstadt, estarán condenada, si te devoró ahora mismo.

El vampiro danzo con sus palabras, sus ojos dejaban en claro que estaba sediento de sangre y de honor. Si lograba matar al único heredero del mayor linaje de cazadores de vampiros...

Una situación realmente complicada.
El heredero Ragnvindr acorralado por un vampiro.

Apuntó de ser asesinado.

Tan trágico.

Un hermoso rubí despojado de su arma, siendo dejado totalmente indefenso, completamente acorralado por el ser que se supone, el, debía asesinar.

Realmente trágico.

El serio ambiente fue fácilmente roto por una carcajada, que re sonaba con fuerza por el lugar.

Ni el joven pelirrojo sabía cuando, pero un recién llegado tenía en manos ahora el mandoble que antes le había sido arrebatado, manipulando como si fuera una pluma.

El vampiro retrocedió unos pasos, alerta. Aún, pareció que la calma llegó a el cuando alcanzó a ver cierto detalle.

El recién llegado portaba un cabello azulado, fácilmente podría ser comparado con el cielo nocturno, atado en una coleta suelta de costado, casí podían verse las constelaciones atados con el, solo un ojo visible, de un llamativo color lavanda ligeramente azulinos, con una afilada pupila con la llamativo forma de un diamante, lo cual apoyaba que pareció un cielo estrellado, aunque la pupila contenía un contraresrante color negro intenso, piel Morena que destacaba el color de sus ojos.

Una peculiar apariencias. Rasgos muy distintos a cualquier otro ser.

Pero...

Al sonreír pudo apreciarse un llamativo colmillo, su apariencia no concordaba pero, ese pequeño detalle lo delataba.

Otro vampiro.

—¿Uh? Pensar que siempre me reclamas a mi por jugar y perder el tiempo.

Habló afligido el ser de la noche recién llegado, quejas que fueron tal parece que para el joven humano, decidio para añadir un puchero para mejorar su actuación.

En menos de un segundo, aun con mandoble en mano, se movió al lado del joven heredero.

—¡Llegas tarde!

Ignorando vilmente la queja del vampiro de azules cabellos, el joven humano lo regaño y arrebató el mandoble de sus manos.

El otro vampiro, que ya prácticamente se encontraba ajeno en el encuentro de los otros dos, se desconcertó bastante.

Y como no, un vampiro y un humano tratándose con tanta familiaridad...

Eso es nuevo.

—Uh, el joven maestro esta de mal humor

Habló en un tono burlón el joven peliazul, prácticamente ignorando la presencia del vampiro, y dirigiendo su total atención al Rajvindr.

—No lo estoy. Solo que las cosas hubieran sido mucho más sencillas, si solo llegaras a tiempo Kaeya

Regaño nuevamente el joven maestro a su compañero, al cual parecía poco importarle. Puso los ojos en blanco ante el desinterés de su compañero vampírico, por supuesto que debía esperarselo, pero casi le hace fruncir el seño.

—Oye, yo también nesesito alimentarme.

Se excusó Kaeya, volvió a una actuación cómica, está vez actuando como si estuviera ofendido, agregando gotas excesivas de dramatismo que hartarían a cualquiera.

—Papá te regañara si te vuelves a comer una cabra.

—¡Eso solo paso una vez!¡Que cruel eres Diluc!

Allí el vampiro que estaba siendo cazado logró entender todo.

No era secreto que la actual cabeza de la familia Ragnvindr, Crepus, aun siendo que la familia vive de cazar vampiros, le dio refugió a un niño vampiro cuando pasaron los años oscuros, y lo crio al lado de su hijo.

Ese rumor corría hace alrededor de 13 años, cuando el hijo de Crepus Ragnvindr apenas tenía cinco años.

Actualmente cuando tanto el niño vampiro, como el joven diluc Ragnvindr tienen dieciocho años.

El vampiro prácticamente muerto, ahora podía confirmar ese rumor, ser derrotado por dos Ragnvindr, un honor si se lo preguntaban.

—Adiós, colmilludo inmundo.

—Oye, eso fue ofensivo para mi también.

—Solo callate Kaeya.

______

Esos recuerdos aún invaden a Diluc.

Ese mismo día, al volver los dos jóvenes a su hogar, encontraron el cuerpo carente de vida de Crepus Ragnindr.

Aquél vampiro había sido una simple distracción para ellos, mientras cobardemente un grupo de vampiros había emboscado a Crepus, acabando con su vida.

Ese mismo día, Kaeya desapareció.

Kaeya seguía siendo un vampiro. Algunos creyeron que Kaeya tubo que ver con la muerte de Crepus, otros creen que se fue por la culpa de que su raza había asesinado a su cuidador.

Pero nadie lo sabía con certeza, nisiquiera Diluc.

Cuatro largos años habían pasado, y Diluc aún no olvidaba a su antiguo "compañero".

Seguir llamándole así... Y eso que si eran sinceros, nunca engañaron a nadie, ni siquiera a crepus, ni a la ciudad entera, era claro que todos se habían dado cuenta.

Todos sabían que el joven ragnvindr estaba enamorado de un vampiro, uno muy especial.

Si, del vampiro al que criaron con el, al que se supone que solo debía querer como un hermano.

El lo amaba de otra manera.

Y lo mejor o peor, era que era...

Completamente correspondido.

—¿Que demonios hizo este idiota...?

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Los ríos colos carmesí corrían, abundando de riqueza a los hijos de la noche que gozaban de un festín.

El único con sangre corriendo por sus venas, era también el único que no parecía contento con esto.

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⏰ Última actualización: Jul 14 ⏰

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