Capítulo 1. Un pedido inesperado

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-NO NO NO NO!! Rebeca no puedes ducharte! - dijo Mónica bajo la mirada fulminante de Rebeca que asomaba en el umbral de la puerta - no me mires así eh, que no soy yo quien tarda 8 años en ducharse y le ha vuelto a crear goteras a la vecina - concluyó con una mueca de desaprobación - hazme caso por favor, duchate mañana aunque sea, deja que se seque la resina, sólo eso te pido -

-Vale, vale pero solo si cierras ya esa boca que tienes - dijo casi resoplando.

No podía ser, no iba a ducharse por la mañana de madrugada, así que optó por la opción mas cutre pero la única mas viable. Desearía que pudieran hacerla una foto en ese mismo instante para inmortalizar aquello, arrodillada en el vidé, casi rompiendose el cuello, para poder lavarse la cabeza en esa cosa tan pequeña. Menos mal que todo era por una razón mayor, de peso suficiente, no iba a hacer eso por que le apeteciera.

Preparó toda su ropa para el día siguiente, los dias parecían mas largos cada vez, sentía que llevaba la misma ropa todo el tiempo, pero es que ya no existía el tiempo. Entre resoplos y ojos en blanco, se resignó a meterse en la cama.
-Ésto te gusta Rebeca, es agotador pero te encanta, eres feliz, lo eres, lo sabes - se dijo así misma y acto seguido cerró los ojos, en un intento de dormir unas míseras 6 horas.

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El sol le acompañaba en el trayecto del bus, entrando por la ventana, haciendole cosquillas en los ojos, obligandola a cerrarlos por inercia, hasta que llegó su parada. No llevaba ni un año en Seúl y ya se había acostumbrado a todo aquello como si llevara toda la vida. Todo lo que decían de aquella ciudad, era efectivamente cierto, no exageraban.

-¡Buenos días Yangmi! - Saludó contenta a su compañera, que ya estaba colocando las tartas en el mostrador. Ella le respondió de la misma manera. Se cambió rapido la ropa para vestirse con el uniforme de la empresa y empezar aquel día que sabía sin duda que sería igual de agotador que el anterior. En menos de media hora empezarían a llegar los primeros clientes así que debían tenerdo todo organizado. Una de sus profesoras le dijo una vez que tener un negocio de cara al público, es casi como una obra de teatro, todo tiene que estar a punto para cuando la obra arranca, y tienes que ssber manejar los efectos de luz, y todo lo de detras que no se ve, no mintió.

-¡Ah Rebeca! te comento que nos han encargado una tarta especial para el cumple de un idol del kpop de esos que tanto te gustan, te lo dejo a ti que lo harás con mas ilusión que yo, y la entrega es a domicilio pero por favor ve tranquila, tienes hasta el viernes, ¡recuerda congelar bien el bizcocho!

Menos mal que estaba en la cocina y no había podido ver su cara "Relájate Rebecca tienes 22 años eres una pastelera seria" se dijo así misma, mientras (inevitablemente) fantaseaba con el idol o el grupo que podía ser. Normalmente los pedidos eran anónimos, excepto si pedían algún mensaje en la tarta, en aquel caso..

-¿No vas a decir nada? - Asomó la cabecita de Yangmi por la puerta de la cocina, mientras sonreía de oreja a oreja - no te dije si era con mensaje o no - dijo guardando silencio sepulcral

-¿NO ES ANÓNIMA? - gritó y se tapó la boca en seguida, mientras Yangmi se moría de la risa. Normalmente las tartas con mensaje las elaboraba Yangmi para evitar que Rebeca estuviera mas centrada en la persona que en la elaboración, y las anónimas sin mensaje las hacía Rebeca, que implicaban tranquilidad, daba igual si intentaba adivinar para quién iba, era trabajo imposible. ¡¡¡ Pero aquella vez tenía la oportunidad de hacerlo ella !!!

-A ver - dijo acercandose lentamente y sujetando sus hombros - he pensado que ya estas preparada para hacerlo, se que irás tranquila a la compañía para entregar el pedido, y aunque no vayas a ver directamente al idol, se que todo el proceso te hara ilusión, llevas unos días no muy buenos - dijo, mientras Rebeca le evitaba la mirada - tranquila lo he motado y no pasa nada, se que ésto te devolverá la motivación - ésto le hizo sonreír ligeramente - ¡Ademas! He visto tus ojos de cervatillo cada vez que elaboro algún pedido y lo mantengo todo en secreto, pues ahora te toca a ti, se que lo harás bien. - dijo y se marchó al mostrador para abrir las puertas al público

Cakes for goodbyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora