NICOLE;
Caminaba rumbo a la casa de Mateo, quedaba a seis cuadras de la mía, aunque era relativamente tarde eso era lo que menos me importaba.
Metí mis manos en los bolsillos de mi campera para protegerme del frío que estaba haciendo, es pleno invierno así que como es de esperarse hace un tremendo frío, pero aun así no me quejo amo el invierno.
Miraba hacia todos lados viendo si alguien me estaba siguiendo o algo raro. Últimamente lo que menos había en este país es seguridad, por ende no me puedo confiar en nada ni nadie.
Respire profundo una cuantas veces tratando de no tener miedo aunque me hacia la pelotuda estaba recontra cagada, por lo general no soy tan cagona, pero ahora mis nervios me estaban jugando una muy mala pasada.
Faltaban tan solo tres cuadras y hasta el momento nada extraño había pasado y eso es muy bueno.
Por lo general casi todas las noches hago este recorrido, muchas veces mis viejos no estaban enterados de nada ya que no estarían muy de acuerdo, así que para evitar malos entendidos preferí que ellos no lo sepan.
Hoy había tenido un día dentro de todo lo malo que hubiera podido pasar fue "normal".
Mi teléfono comenzó a sonar en el bolsillo provocando que me llevase un gran susto ya que venía demasiado pendiente en mí alrededor. Saque dicho artefacto algo nerviosa ya que temía que mi madre sea la que se quiera comunicar conmigo, pero pude respirar cuando en la pantalla apareció el nombre de Mateo, deslice mi dedo índice sobre el botón verde contestando la llamada acto seguido lo lleve hacia mi oreja .
-¡¿Dónde mierda estas Nicole?! –Se escuchó la voz alterada del morocho desde el otro lado de la línea.
-Ay mateo casi me dejaste sin tímpano la re puta madre que te pario. –Grite mientras ponía mis ojos en blanco, o puedo creer lo alterado que es. -¿Podes dejar de alterarte por estupideces. Te vas a volver un viejo choto de tanto renegar.
-¿Y vos podes dejar de salir a estas horas de la noche? Por lo menos avísame que estas viniendo a casa así salga a buscarte. ¿En qué parte estas? .
-En la vuelta de tu casa turreque. -Dije burlona, antes que pude contestar el ya había cortado.
Comencé a caminar la última cuadra para ya llegar a su casa y apenas mire hacia en frente él estaba caminando hacia mí a pasos rápidos, al darme cuenta de que el venia mirando hacia un costado retrocedí unos cuantos pasos para esconderme para poder asustarlo.
Merecía que yo haga esto por ser despistado.
Me pegue a la pared tratando de escabullirme en la oscuridad, con suerte lo hice ya que cuando Mateo paso por frente de mi ni se percató de mi presencia. Me tire sobre de su espalda gritando como una loca.
-¡Mateo chupa pija!. –Rodee con mis brazos su cuello mientras gritaba en su oreja.
Él como era de esperarse grito del susto que le di mientras me puteaba de todas las maneras posibles, claramente estalle de la risa al verlo así.
Baje de su espalda aun riendo como loca, mis pies golpearon el suelo y al no poder mantener el equilibrio caí golpeando muy fuerte con mi culo. Pero aunque me dolía aquella zona aun no podía dejar de reír, Mateo caminaba en círculo mientras agarraba su cabeza murmurando cosas que no podía escuchar, aunque estaba casi todo a oscuras podía ver su cara de orto, hasta incluso del susto que tuvo había tirado su porro.
-Sos una hija de puta Nicole. –Soltó con enojo.
Antes que pudiera decir algo él se fue rápidamente marchándose del lugar, regresando a casa.
Me levante algo adolorida para comenzar a seguirlo mientras le gritaba para que se detuviera.
-Dios flaco no seas calentón, fue una simple broma, bostero del orto. –Mi voz hacía eco por toda la cuadra ya que estaba todo en completo silencio.
Mateo se limitó a sacar su dedo del medio sin mirar hacia atrás. En cuestión de segundos estaba a su lado mientras contenía mis ganas de burlarme de él, merecía lo que le hacía ya que él siempre me hacía bromas pesadas.
-Cada día mas boluda vos, eh. –Dijo el mientras metía la llave dentro de la cerradura.
-Y vos cada día más amargado, sos un boludo calentón. –Entre a la casa antes que él mientras me sacaba el camperon que traía puesto, lo deje en el sillón de la entrada mientras me dirigía a la habitación de él tratando de hacer el menor ruido posible.
No había nada que esconder pero, no quiero que los viejos de Mateo tengan que escuchar mis gritos.
Abrí la puerta de su habitación para poder ingresar a la misma, acto seguido saque mis crocs quedando en medias y sin esperar ni un segundo más me acosté en su cama.
Aunque su cama estaba repleta de cosas de boca era muy cómoda
No pasaron ni cinco minutos y Mateo ya estaba en la puerta de la habitación, las luces led que estaban pegadas en su pared iluminaban un azul intenso que provocaba que algunos colores resaltasen, como por ejemplo; mis uñas.
Cerro la puerta detrás de él sacando sus ojotas quedando en medias, ni siquiera comprendo cómo podía salir a la calle de short con el frio que estaba haciendo, claramente aquí esta con calefacción pero afuera no es así.
-¿Sabías que te hará mal salir así a la calle? –Señale su parte baja.
-¿Sabías que te puede pasar algo muy malo si no me avisas que venís a casa a estas horas?. –Respondió con otra pregunta.
Puse mis ojos en blanco aun sabiendo que él tenía toda la razón.
-Ya lo sé, no te quiero romper las bolas Mateo, además estamos a seis cuadras nunca me paso nada malo. –Me acomode quedando boca abajo aun manteniendo nuestras miradas.
Soltó el aire que contenían sus pulmones acercándose a mí para sentarse en la punta de la cama.
-Tu viejo me castra si se entera que te pasa algo por venir a verme nada más ni nada menos a mí a esta hora de la noche. Y nada es eso, yo no me perdonaría jamás.
No respondí nada simplemente quede en silencio.
Tiro su cuerpo sobre el mío mientras depositaba un beso en mi espalda.
-Perdón, tienes razón. –dije en voz baja.
-Te voy a perdonar cuando realmente hagas lo que yo te pido. Flaca no me cuesta nada ir a buscarte o mejor voy a tu casa, cuídate, no seas gila. –acaricio mi espalda con la yemas de sus dedos.
NUEVO CAPITULOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
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LOS AMO, HASTA PRONTOOOO