Eclipse de sol

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Tras varias clases, me di cuenta que si quería acercarme, lo mejor era sentarme cerca de ellos, por lo que cambie mi primera fila, por la tercera, mi mejor amiga me siguió en mi aventurada misión pesé a ser la típica alumna que jamás se desplaza de su primera fila, a pesar de ello seguíamos centradas en la clase, pero en los cambios de profesor aprovechaba para poder lanzar algún comentario al aire.

 Empecé desde lo bajo con pequeñas charlas en los pasillos, y riéndome de aquello que lograba escuchar y deducir, pues era consciente de que al no pertenecer a su grupo habían bromas que por mucho que intentara no entendería, ya que son las típicas asignadas a acontecimientos pasados en los que por obvias razones yo no me encuentro. 

Noté que por mucho que lo esquivara sin lugar a duda, él destacaba, resultando ser una persona totalmente diferente de lo que supuse, con una personalidad que lograba llamar mi atención, era bastante cómico pero parecía que buscaba un aliento en todas esas palabras, sonaba a "quiero morirme pero como no puedo aquí seguimos", como si se encontrará sólo en su cuarto siguiendo un monólogo podía hablar durante largas clases sin parar a pensar en un nuevo tema, sólo seguía y ya. Fue entonces cuando algo en mí simplemente se movió y pude ver el sol que se escondía tras el pesado manto de "el chico desobligado", despertando mis ganas de acercarme a él, y saber más, conocerlo más, mi curiosidad de si yo podría reír con la misma intensidad que sus amigos cuando estaban con él.

En ese momento ya me había acercado lo suficiente a su grupo, quiénes no sólo me hacían sentir bien, sino que, tenían un ambiente contagioso del cual no te aburres por muchas horas que pasarán, ello me llenó de satisfacción, y eran muchos los momentos en los que me arrepentía de no haberme acercado antes, me hubiera ahorrado tantos problemas. 

Pues aunque como dije antes sólo tenía a mi grupo de amigas en el que nunca faltaba el día o el mes, en el que no hubiera una discusión, algún comentario ofensivo hacia alguien del grupo a sus espaldas o alguna indirecta amarga, ya sea en el recreo o en alguna de nuestras fatídicas quedadas, estábamos llenas de imperfecciones y no lo sabíamos, éramos simplemente una imperfección que a nuestros ojos resultaba perfecta, llena de cortes profundos que curábamos con saliva. No os niego que al principio esto no era así, tuvimos nuestros grandes momentos, nuestras luchas, pero simplemente la gente cambia con el tiempo y se va construyendo en base a una serie de principios y empieza a buscar cosas diferentes en una amistad y a valorar otras, y todo aquello que parecía importante un día simplemente parece un juego de niños que estás tratando de seguir por costumbre o por miedo a la soledad.
Como niños de cinco años, sólo jugábamos a ser amigas, temiendo que aquello que un día nos junto, ahora nos separara.

"Otro latir"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora