Calma antes de la tormenta.

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En la cima de la montaña Dian se encontraba un poderoso clan, este clan no era otro más que el imponente clan Léi.

Hace 1000 años un poderoso experto que cultivaba técnicas de tormenta estableció al clan Léi en la montaña Dian al ver la poderosa presencia eléctrica en la zona.

Durante ese milenio el clan logro grandes avances debido a las técnicas dejadas por su antepasado y lo beneficioso que era la montaña Dian para el cultivo, en apenas 1000 años se habían convertido en una de las potencias que dominaban la provincia de la golondrina azul.

Teniendo en cuenta que los otras potencias tenían más de 5000 años en la provincia esto se consideraba un logro que desafiaba al cielo.

El sol aun no era visible, la mayoría de sirvientes aun dormían, sin embargo, en la zona de entrenamientos del clan había un joven de aparentemente unos 15 años.

La apariencia de este joven podría hacer que muchas mujeres se entusiasmaran y buscaran ser su prometida aun sin conocer su trasfondo, el joven tenía un cabello negro desordenado debido al entrenamiento que realizaba, cuando uno miraba sus ojos un penetrante color ámbar se podría apreciar.

Si bien la apariencia de este joven era extremadamente agraciada se encontraba repleta de sudor, al parecer el joven ya llevaba practicando varias horas.

Este joven era el prodigio más grande que había surgido en el clan Lei, su nombre era Long, desde pequeño supero a sus contemporáneos con facilidad haciendo que el clan centrara muchos más recursos en él, con apenas 15 años ya se encontraba en la etapa del temple Sanguíneo, habría que decir que la mayoría de jóvenes de su edad apenas se encontraban en el temple muscular con algunos pocos talentos que llegaron al temple Oseó, esto ya lo colocaba como el mejor talento de toda la provincia Golondrina azul.

En este momento Lei Long se encontraba practicando el arte de la fusion elemental, normalmente los miembros del clan Lei no trabajaban en este arte hasta cumplir 22 años sin embargo el talento de Long permitía adelantar con facilidad esto.

El arte de la fusion elemental consistía en impregnar un elemento natural al cuerpo haciendo que este posea mucha mayor afinidad con esté a su vez que incrementando el poder de los ataques que usaran este elemento, sin embargo, para lograr hacer esto se debía de pasar por un intenso dolor que podría lograr que incluso algunas personas fallecieran en el intento.

Y sumado a eso se necesitaba un tesoro elemental que se utilizaría como sello en el cuerpo, el tesoro que Lei Long estaba utilizando era un raro orbe de la tormenta, este orbe había sido dejado por el antepasado del clan y poseía una electricidad sumamente rara y poderosa, esta era llamada "tormenta purpura" esta electricidad era un tesoro extremadamente precioso, incluso el antepasado del clan había arriesgado su vida para conseguirlo.

* No debo perder la consciencia, incluso si el dolor es comparable a mil agujas y cien sables atravesados por mi cuerpo debo soportarlo. * 

Este pensamiento pertenecía a Lei Long, actualmente se encontraba en la coyuntura clave de la fusion elemental si perdiera la consciencia debido al dolor incluso podría quedar como un lisiado el resto de su vida.

Pero Lei Long tenía una voluntad inquebrantable, aun con el dolor persistente continuo con la fusion.

Pronto una hora paso, el sol ya había salido y la mayoría de sirvientes se habían despertado al igual que los jóvenes cultivadores del clan.

Sin embargo, un grito repentino sorprendió a todos los que se encontraban en el palacio marcial del clan, este grito estaba lleno de dolor.

El palacio marcial del clan era un edificio bastante grande en el cual se encontraban diferentes zonas para que los jóvenes y adultos del clan practicaran sus técnicas al igual que un espacio especial para cultivar donde los rayos tenían una mayor presencia.

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