Los hombres de la arena me veian fijamente acercarme sin moverse, sin siquiera pestañear, mientras mas me acercaba se podía sentir la tensión en el aire, me inspeccionaban con la mirada y entre ellos se susurraban
- Mmm se dice que son los amos del desierto, que nadie mas que ellos pueden caminar por este inmenso arenal y salir con vida, inclementes y misogenos-
De lo que no me había percatado aun era de la presencia perenne de mi padre a pocos pasos de mi, guiandome en el camino o cuidándome quizás.- Disculpen- les susurré sin respuesta alguna - OIGAN - termine gritándoles y captando su minuciosa atención.
- Necesito un poco de ayuda, me eh perdido en el desierto y y no se como volver a mi pueblo- Tartamudee algo nerviosa entre tantas miradas.Susurrando entre ellos salió su líder y comento, bueno más bien me grito algo atonito.
-Señorita - agudizó su vista - ¡Demonio!, usted es un ser endemoniado, su aura resplandece con el alma de el mismísimo Manat alejadse de nosotros o no nos veremos en más remedio que matarte...-No había culminado oración alguna cuando la furia, una ira incontrolable se apodero de mi, sentia como mi sangre se iba poniendo cada vez más gélida y mi cuerpo se contorseonaba cuando en un grito desgarrador alzando las manos hacia el cielo, sentia como una fuerza del inframundo salía de mi, como la irá se convertia en una aurora verde a mi alrededor. De la arena comenzaron a salir demonios mutados en una especie de dragones de comodo, con grande dientes sedientos de sangre y ojos impregnados con las llamas de la irá que les precedía, o quizás del propio mundo de dónde venian.
Sin saber que hacia cegada por la furia los mire y ellos como si mi mente leyeran me reverenciaron y se abalanzaron sobre los hombres de la arena. Su obediencia era inmutable, sin tener que siquiera recitar palabra alguna.
No sabía en lo que me había convertido, pero veía con horror y cierto placer muy en el fondo. Cómo con dientes afilados desgarraban la piel de los hombres, comían sus órganos y jugaban con sus cadáveres como si de cachorros a balón se tratase. Los gritos invadían el silencio del desierto. Garras rompían huesos y el crujir de ellos me causaba excitación un parte de mi quería más y otra estaba aterrada con tal masacre; Me inque de rodillas y comencé a llorar sin control, que estaba haciendo, de dónde venía está sed de sangre de destruirlos. Cuerpos eran desmenbrados entre dos comodos y veía esparcirse en la arena sus viceras
– ¡PAREN! - grite, al ver como solo quedaba una pequeña niña con vida y ellos como si de militares en servicio se tratase de detuvieron en Seco ante de arrancarle la cabeza a la niña de un mordisco, una gota de su ácida saliva callo en el hombro de la misma, lo que produjo un alarido de la garganta de la pequeña creatura que atónita por lo que pasaba no podía mover ni un músculo.
- Llevenla con su familia, ¡AHORA! - ordene algo alterada viendo el mismo miedo, la desesperación que sentí cuando me mataron, en los ojos de la niña.
- Vuelvan luego que este a salvó, ustedes serán mi transporte al pueblo - como si de un caballo se tratase la monte en el lomo de uno de mis lacallos y dejé que se la llevarán.Luego de un rato de estar sola, meditando entre los cadáveres y viceras que habían dejado mis demonios, apareció de entre la arena un pueblerino que había quedado con vida, al verme entre tal masacre me maldijo, me llamo mountruo al ver el otro lado de mi rostro y percatarse que estaba lleno de escamas negras que cubrían lo que antes fuera Sido la cicatriz con la que partieron mi cabeza. La tristeza comenzó a invadirme y sin quitar la mirada de los ojos del pueblerino comencé mi metamorfosis y me volví una Mamba negra de más de 2 metros, imponente, hermosa. Abrazandome a mi misma ví alejarse rápidamente al pueblerino que veía el mismísimo infierno en mi; huyo despavorido, y así jure tapar la deformidad de mi rostro para siempre, asi nadie veria el horrible mounstruo que era, la cosa en la que esos malditos me habían convertido.
No había terminado de pensar cuando me percate de la presencia de mi padre y de cómo se le abalanzo a aquel hombre que se disponia a regresar con una alfange en mano (espada típica usada por los árabes), le mato de una sola mordida, veíamos como convulsionaba, lentamente comenzaba a salir espuma de su boca, agonizando.
Mi padre me acaricio con su cola, secando mis lagrimas y se esfumo mirándome con clemencia. Dejando retumbar una sola idea en mi cabeza, era fuerte, era poderosa, era un semi-dios ahora. Me volvi un rollito de piel escamosa esperando a mis demonios, esperando que me llevasen a vengarme de esos hombres que me habían convertido en esto. Me sumi en un sueño profundo recordando mi vida pasada...
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La Balanza
FanfictionYo era solo una pequeña parte de la tierra, solo una sobresaltada sin control, sin ninguna cosa de la que debiese enorgullecerme... eh de pensar que el mundo solo era tierra, agua sol y desierto, nada mas... Hasta que mi mundo cambio completamente...