Sueños

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   Estaba en la sala de mi casa sin el bakah puesto -ummm no, no me gustaba tanto peso en mi cabeza, el calor sofocante y las múltiples alergias por nacer con una piel delicada. Si solo pudiese hacer una revolución para que las mujeres tuvieran los mismos derechos que en otros países del continente- pensaba sin sesar antes de la llegada de mi esposo mi sucio y asqueroso esposo de unos 20 años más que la edad que tenía en ese momento – como mi madre me pudo haber vendido, otorgado a este cerdo por tan poco dote, un pequeño rebaño, un par de tierras bastaron para vender la virginidad, la vida de su primogénita.

   No había echo de comer y hoy venían sus hermanos. De seguro me golpearia de nuevo, tenía que comenzar cuanto antes; hacia la cena lentamente, algo mal humorada no quería esta vida, quería irme cambiar, deseaba una libertad que en mi país, en mi religión estaba prohibida.

   La única opción era inmolarme, suicidarme para acabar con esta miseria y esperar que el padre celestial fuera más amable conmigo la próxima reencarnación.

      Asi lo decidí, decidí irme fugarme por el desierto, al menos los buitres serian amables conmigo al morir y se comerían mi pútrido cadáver, quizás esa sensación cuando arrancase de sus cuencas mis ojos me haría sentir más viva de lo que mis años en esta tierra lo hicieron.

     Sali corriendo hacia la calle arrojando el wok y la paleta con la que preparaba el  kipe ( plato de comida árabe que son una especie de albóndigas hechas de trigo rellenas de carne y especies ), sin mi bakah disfrute del aire en mi rostro, de la libertad de respirar el áspero oxígeno de una ciudad rodeada de desierto; de las miradas atónitas que me echaban la gente del pueblo, como si me fuera vuelto loca, de lo que era ser libre por primera vez, arrojando religión, crianza, costumbres y mi vida por el caño.

     Cuando de la nada salió el carro del cerdo, el cerdo y sus hermanos, que al notar lo que estaba haciendo comenzaron a perseguírme, corri rápidamente por callejones y calles estrechas hacia el desierto, pero ellos me apedraban cual ramera en la época de la Inquisición, corri mas fuerte impulsada por salvarme, impulsada por la adrenalina, pero era inevitable un impacto en el rostro me cegó, me tambalee perdiendo impulso y al final  me hizo caer, escuché el Jeep frenar de sopetón muy cerca de donde me encontraba entre desmayada y despierta, bajaron del auto llenos de ira y esas risas burlonas de superioridades - soñaba con borrarlas de sus rostros, que se les pudieran los dientes en el culo - me cojieron por el cabello, alzaron mi cabeza del suelo y la acercaron a su rostro diciendo algo mientras uno de ellos me escupía - ummm no los escucho, maldito pitido que no me deja escuchar, quería gritarle tantas cosas pero mi garganta estaba seca y el golpe en la cabeza chorreante de sangre me dejaba sin fuerzas para articular palabra -  me comenzaron a golpear entre todos, y veía como el hermano menor bajaba sus pantalones y sacaba su virginal y flácido pene riendo.

       Oh putita como eh querido hacerte esto desde que te casaste con mi hermano - se tocaba con sus ojos en mi, poniendo su miembro erecto y dejando que sus hermanos me rasgaran el vestido que cargaba puesto que ya se encontraba bañado en sangre de la golpiza que me habían propinado. Se colocó encima de mí, podía oler su asqueroso sudor, ya no tenía energías para luchar, lamió la sangre que salió de la herida de mi cabeza, la saboreo y sin contemplaciones me penetro rompiendo mi dignidad, mi garganta logro profeta un último grito de dolor, desgarrando mis cuerdas vocales. Haciendo que el cerdo de mi esposo me abofeteara - ¡SILENCIO! que su sobrevives a esto te voy a matar en la plaza pública por ramera e infiel - me dijo mientras su hermano entraba y salía de mi arremetía contra mis caderas fuertemente haciende sangrar, desgarrando mi intimidad llenandola de arena en su interior y escociendo mi espalda con la arena hirviente del desierto; acabo lo que fueron minutos, para mí represento una eternidad en ese momento una sola lágrima lograba salir de mi ojo haciendo un camino entre la sangre que tenía mi rostro.

   Ellos me dejaron ahí tirada, inmóvil veía como el cerdo sacudía la arena de sus rodillas y de sus prendas para colocarlas en su sitio, sus hermanos lo celebraban se acababa de hacer hombre con mi sufrimiento – me vengare, mi sangre será su condena, mi alma no les pertenece a ellos en mi muerte seré libre, mi cuerpo fue suyo pero mi espíritu es de la arena, mi alma es del infierno - pensaba, mientras los veía cargar un peñasco con el que paraban el auto en subidas, un ultimo golpe en la cabeza y me vi desmayada por completo me sumi en lo que parecía un agujero negro lleno de paz, desfalleci.
     Al borde de la muerte la vi, vi a esa hermosa cabeza de diamante observándome, desde la arenisca deseosa de mi piel y no se como pero le implore - dejame vivir, te ofrezco mi cuerpo, mi alma, soy tu hija, hija de la arena y del mismo infierno ayudame - la serpiente se deslizó hacia mi como si me sedujera con su baile  se acerco a mi mano y sutilmente me mordió inyectando su veneno, era una sensación ardiente pero calidad sentir como culminaba con el insesante dolor que recorría mis extremidades. La vida se me iba....

       ~ Desperté algo mareada por tantos recuerdos que me invadían y vi a los demonios todos acostados a mi alrededor cuidándome, cubriéndome del helado viento de la noche, sin embargo no lograba sentir frío alguno. Se fueron despertando uno a uno y en un momento tenía miles de ojos bicelados viendome esperando mis  ordenes, me levante lentamente convirtiéndome de nuevo en una hermosa chica, hice ademán con mi mano para tapar mi rostro con mi cabello o al menos la mitad que había sido profanada por la apedreada que ahora solo era adornada por una hermosa capa de escamas negras que revelaban en el ser que me había convertido.

      - llevenme ante ellos, ante aquellos hombres que acabaron con mi anterior vida, les llevaremos un regalo- les dije sedienta de venganza, sedienta de sangre y con la mirada encendida en odio, monte encima de uno de ellos como si de un potrillo se tratase, me fueron llevando lentamente por el desierto que estaba colmado por un cielo estrellado y una luna sigilosa que ninguna nube la tapase.

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2021 ⏰

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