Cuando el amor llega a arruinar tu vida

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Todo estaba saliendo muy bien, fue como un sueño vivir junto a la mujer que siempre he amado. Pero todo sueño tiene un final, y ese final fue mi propia vida...
Nunca espere que las cosas terminarán así pero bueno, ¿Qué podíamos hacer ante eso?
Será mejor que explique todo desde un inicio así que aquí vamos...
Todo indicaba que sería un día cualquiera, Annie trajo el desayuno y se quedó a platicar con nosotros, unas horas antes del medio día sentimos una gran cantidad de poderes mágicos expandiéndose, eso daba inicio a lo que era la guerra Santa de hace 3000 años, estabamos seguros de eso porque en días anteriores sentimos 3 presencias importantes, para empezar la de ese monstruo Escanor, no teníamos idea de dónde estaba cuando activo su poder mágico, el cual por alguna razón se me hizo muy familiar, pero era sumamente fuerte que incluso hacía que sintieras temor, después sentimos el despertar de Meliodas como líder de los 10 mandamientos y por último la presencia de esos 3 arcángeles molestos... Sin embargo y a pesar de todo lo que esta guerra implicaba Derieri y yo dejamos atrás esas responsabilidades

— Derieri otra vez comiendo solo carne y pan — dijo Annie un poco molesta porque Derieri como siempre no cuidaba su alimentación — Iré a traerte algunas manzanas, estoy segura que te van a gustar

— Oye la guerra santa ya comenzó, lo mejor sería que te vayas del pueblo — agregue dirigiéndome a Annie antes de que se fuera, ya que eso mismo habían hecho algunos humanos del lugar

— No hay de que preocuparse, esta pequeña aldea no se verá involucrada en nada — dijo ella para luego retirarse del lugar

Terminamos de comer y Derieri se puso de pie unos momentos para acomodar algo, mientras ella hacía eso yo me senté en la cama, después ella simplemente se recostó apoyándose en mi pierna y estuvimos unos minutos callados, pero luego quise iniciar una conversación para no estar tan aburridos

— Asi que la Guerra Santa estalló después de todo... Se supone que nosotros debiamos estar al frente liderando las tropas demoníacas. Pero seguramente Zeldris jamás imaginaria que decidimos olvidarnos de todo eso y relajarnos en una aldea humana, pero si descubre nuestra ubicación seguramente nos aplicaría algún tipo de castigo y también a este lugar

— Esto no tiene nada que ver con él... Monspeet, ¿Qué te gustaría hacer?

— Bueno, inesperadamente me he sentido muy apegado a vivir de este modo junto a ti

Al escuchar eso ella se apartó y se sentó dándome la espada — Yo iré a donde esta Zeldris

Para ser sincero senti que eche todo a perder con mi comentario, era obvio que ella se molestaría — Ya veo, es decir, tienes razón. Solo estoy siendo sentimental e ingenuo

— No es eso...

— ¿Derieri? — Sentí una sensación extraña y cuando ella me miró lo explico todo

— Voy a ir a devolverle nuestros mandamientos

Dejó atrás su marca y me miró con unos ojos que hacian honor a su mandamiento, era una mirada tan pura pero seguía teniendo esa profundidad y belleza de siempre, me transmitía tranquilidad y una seguridad inigualable... En resumen fue un recordatorio de las razones por las cuales la amaba desde que la conocí

— ¿Devolverle tu mandamiento a Zeldris, estas segura?

— Si... Ya perdí la confianza que tenía en mi misma como uno de los 10 mandamientos... Desde el momento en que nací aprendí que nosotros debíamos odiar a nuestros enemigos, el clan de las diosas, así como todas las razas que se aliaron a ellos. Obviamente no tengo la intención de negar que sea correcto, después de todo incontables de nuestros compañeros fueron asesinados por stigma... Al igual que mi hermana mayor.... Pero, cuando usamos la transformación indura Elizabeth arriesgo su vida y nos salvo, además la que nos salvo cuando colapsamos fue una humana... No sé cómo describirlo exactamente pero, es que, agh mierda...

Contigo hasta el final Donde viven las historias. Descúbrelo ahora