El olor de la pólvora quemaba con fuerza en mi nariz, las voces de mis camaradas se oían a una lejanía que no debería ser, el shock me tiene paralizado por lo que esta sucediendo frente a mis ojos.
Uno a uno mis compañeros iban callendo a mi alrededor, sin embargo mi mente se encuentra incapaz de procesar lo que veía.
Lo único que podía comprender era tu imagen, las curvas de tu cuerpo vestidas con ropa tan familiar para mí, pero extraña en tu imagen, tu bello rostro torcido en una feroz expresión que nunca había visto, me di cuenta en el segundo en qué notaste mi presencia, el shock horrorizado te invadió por completo antes de que te dieras media vuelta y huyeras.
Un segundo, solo una breve mirada vasto para que ambos nos dieras cuenta de la dura verdad, sin importar cuánto nos amaramos esto lo cambiaba todo, nada volvería a ser igual, ellos se enterarían tarde o temprano y pagaríamos las consecuencias de ese amor.
Después de todo amar a tu enemigo para ellos era traición.