--¿Acaso no le pedí no tocar nada de mi escritorio?--dijo Nauzet Gutiérrez--. Después de sus arreglos no puedo encontrar nada. ¿Dónde esta la carta? ¿Adónde lo puso? Sea tan amable de encontrarlo. Fue enviado de Tenerife y tiene la fecha de ayer.
La sirvienta, una mujer pálida, delgada y con el rostro indiferente, encontró en el cesto debajo del escritorio varias cartas y se los entregó al cantante pero no eran más q cartas locales de sus fans por sus canciones. Luego, buscaron en la sala y en la habitación de Ana Pérez.
Era casi la una de la mañana. Nauzet Gutiérrez sabía q su esposa no volvería a casa, al menos, antes de las cinco. No le creía jamás y, cuando se demoraba en llegar, no podía conciliar el sueño, sufría y al mismo tiempo la odiaba tanto a ella misma como a su cama, su espejo, sus estuches, y todos aquellos lirios y jacintos q alguien le enviaba todos los días y q esparcían por todas las habitaciones el empalagoso olor a floristería.
En tales noches él se volvía caprichoso, mezquino y quisquilloso; ahora creía q no podía vivir sin aquella carta q había recibido ayer de su hermano a pesar de q no contenía nada, salvo felicitaciones por el Año Nuevo.
En la alcoba de su esposa, sobre la mesa, bajo la caja con papel para cartas, encontró una carta y la examinó escrupulosamente. Había sido enviada de Cádiz a nombre de su suegra pero con la solicitud de ser entregado a Ana Pérez y firmado por un tal Bruno. El texto estaba escrito en un idioma extranjero, al parecer inglés así q el cantante no pudo entender ni una palabra.
--¿Quién es ese Bruno? ¿Por qué de Cádiz? ¿Por qué a nombre de mi suegra?
Durante los siete años de su vida conyugal, aprendió a adivinar, a hallar las pruebas y a descubrir todo tipo de artimañas; en más de una ocasión, pensó q gracias a aquella práctica casera podía convertirse en un excelente detective. De regreso a su gabinete, se acordó del viaje a Burgos q había emprendido junto con su esposa hacía aproximadamente un año y medio. Cuando los esposos desayunaban en uno de los más caros y elegantes restaurantes de la capital en compañía de un viejo amigo de Nauzet Gutiérrez, un ingeniero de automóviles, éste les presentó a un joven de unos 22 o 23 años q se llamaba Armando Carlo; su apellido era muy breve y algo extraño: Yefgráfovich.
Dos meses después, el cantante vio en el álbum de su esposa una fto de aquel mismo joven con una inscripción en francés: "En memoria del presente y con las mejores esperanzas para el futuro". Luego, los vio un par de veces en la casa de la suegra. Precisamente en esos momentos su esposa empezó a salir con frecuencia y a regresar sospechosamente tarde, a las cuatro o a las cinco de la mañana e insistía en obtener el pasaporte para viajar al extranjero. Él se negaba, ella se enfurecía y toda la casa se convertía en el escenario de una verdadera guerra q lo hacía sentirse avergonzado ante los sirvientes.
Hace medio año sus doctores le diagnosticaron una forma incipiente de tuberculosis y le aconsejaron trasladarse a Sevilla. Al enterarse de esto, Ana Pérez fingió q la enfermedad del marido la había apenado muchísimo y comenzó a hacerle carantoñas afirmando q Sevilla era fría y aburrida, q sería mucho mejor instalarse en Zaragoza y q ella viajaría con él para cuidarlo con todo el amor y ternura...
Ahora entendía muy bien por qué su esposa insistía en viajar a Zaragoza: su amado Bruno vivía muy cerca, en Cádiz. (antes de continuar, no tengo idea si Cádiz queda cerca de Zaragoza y tengo muchísima flojera de mirar un mapa, así q perdonen si el dato es erróneo)
Buscó en el traductor de Google para traducir un texto de inglés-ruso y trató de traducir el texto de la carta hasta componer lo siguiente: "Bebo por la salud de mi amada y cubro de besos sus diminutos pies. Espero tu llegada con impaciencia". Se imaginó el ridículo papel q desempeñaría en caso de aceptar la propuesta de su esposa de viajar a Zaragoza y experimentó un enorme deseo de llorar. Nunca en su vida se había sentido tan ofendido como en aquel momento. Recorrió todas las habitaciones, abochornado por su orgullo moderno. Con los puños apretados y el rostro manifestando repugnancia, se preguntaba a sí mismo por qué a él, hijo de un simple sub director, criado como rey por su severo padre, un hombre recto y tosco, cantante de profesión, se había dejado conquistar y subyugar de una manera tan humillante por aquella criatura débil, corrupta y miserable.

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La esposa | Nauzet | TERMINADA
RomansaNauzet Gutiérrez esta casado con Ana Pérez, pero últimamente han estado teniendo discusiones referente a dinero. Nauzet sufre de tuberculosis pero Ana "trata de cuidar de él por su enfermedad".