𝐒𝐊𝐈𝐑𝐓 ⚘ taekook

✧τέσσερα*｡

había amanecido al día siguiente con una jaqueca terrible. su cuerpo dolía y su estómago igual.

abrió sus bonitos ojos para revisar el lugar en el que se encontraba, encontrando el cuerpo de seokjin a su lado, a lo que atinó a reír, acercándose y abrazando suavemente a este por la espalda, viendo al otro lado a hoseok quien lo mantenía pegado a su pecho, abrazándolo por el cuello.

se le hacía muy tierna su relación, en especial el que ellos le tuvieran la confianza suficiente para dejar que estuviera así con ellos, y es que aunque a jeongguk le parecieran atractivos ambos mayores, no eran de su tipo. no, porque a jeon jeongguk le gustaban los tontos.

no tontos del tipo que te engañan, o celosos, tontos del tipo taehyung, donde se te quedan mirando horas, fingiendo pasar desapercibidos cuando realmente se nota a kilómetros que están interesados en ti, de ese tipo, y taehyung era exactamente el tipo de persona que a jungkook le gustaba, despreocupado de todo lo que él era, sin importarle que pensaban los demás, y es que jeon juraba que era envidia o admiración, jamás admitiría que tiene un pequeño, o muy gran, crush en kim taehyung.

se levantó revisando la hora, y quiso tirarse de un puente, "11:30 am", leyó en su teléfono, y sus manos no hicieron más que temblar, viendo la cantidad de llamadas perdidas que tenía de su jefa "jefa hyuna", y es que estaba seguro que ella en tanto llegara lo mataría.

se levantó, tomando con rapidez todas sus cosas y salió corriendo de la casa ajena, en busca de su moto la cual en tanto se subió arrancó en camino a su trabajo, aquella cafetería donde trabajaba vestido de mayordomo, aunque jeon realmente preferiría usar aquellos lindos uniformes que usaban sus compañeras, con ese lindo listón en su cabeza.

en tanto llegó, entró por la puerta delantera, viendo a su jefa quien se mantenía cruzada de brazos, alzando una ceja y moviendo con inquietud su pie contra el bonito piso de madera blanco. él solamente atinó a hacer una reverencia, pidiendo el perdón ajeno, rogando con que no lo despidiera, y es que una hora y media tarde era notoria, pero ella solamente le dio unas palmadas, indicando que entrara y se fuera a cambiar, avisándole al chico nuevo que fuera nuevamente a la cocina, ya que el chico al que estaba reemplazando ya había llegado, indicándole que se fuera a cambiar.

jungkook estaba en una silla, colocándose aquella camisa con cuidado de no arrugarla, antes de escuchar la puerta ser abierta, dejando ver desde el espejo una figura alta y delgada haciendo paso entre los pasillos hasta llegar donde estaba él, haciendo que sus mejillas se pusieran rojas, cuando la mitad baja de su cuerpo se mostrara desnuda frente al mayor, tratando de tapar su ropa interior "femenina", con aquella larga camisa, y el hecho de que estuviera sentado.

— hola... jungkook-ah — susurró taehyung, mirando el piso, siendo tentado por esos muslos, queriendo agacharse y colocarse entre sus piernas para morderlos con suavidad — no pensé verte aquí — dijo y su corazón apretaba, y es que era un maldito mentiroso, sabía que el menor trabajaba ahí, yoongi se lo había dicho y por eso había mandado su currículum ahí, para pasar más tiempo con el menor y poder ser amigos, o más que eso.

— taehyung-ssi, dios, que sorpresa, debería haber tocado la puerta, estaba a medias cambiándome y usted aparece repentinamente.

— oh, vamos jeon, llámame hyung, ya nos conocemos y luego de que me vieras así ayer dudo que no seamos cercanos — trató de aligerar el ambiente con una broma, viendo la sonrisa del menor, mostrando sus adorables dientitos similares a los de un conejo, tae solamente quería besar su nariz — para ser uno de los rudos de la universidad, eres adorable.

y jungkook quiso morir cuando el mayor habló, observando atentamente como se desvestía para cambiarse, recordándole que iba tarde y debía vestirse, mordiendo su labio y colocándose los pantalones con rapidez antes de arreglarse en el espejo, mirando la espalda del mayor la cual tenía un gran tatuaje de una serpiente, haciéndolo reír, y es que sin esa sudadera horrible que solía usar, el mayor se mantenía en forma, podía ver como sus brazos se marcaban cuando los movía, lo que hizo temblar al peli morado antes de decidir irse finalmente.

— bonito tatuaje — susurró contra su espalda, y desapareció por la puerta, y tae solamente quiso una buena ducha de agua fría cuando sintió la caricia que el menor había dejado en su espalda, ardiendo.

estaba realmente loco.

cortito pero con amor.

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