Capítulo Dieciséis: Una difícil decisión

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Draco nunca había tenido novio, jamás alguien había llamado su atención como para considerar esa posibilidad —a pesar de que muchos Alfas se interesaron en él —, Malfoy sabía reconocer cuando una persona no era sincera y sólo quería pasar un buen rato, por eso siempre fue cuidadoso con quienes se relacionaba. Por otra parte, Harry nunca tuvo una pareja estable, sólo relaciones de poco tiempo con omegas —o Betas —, quienes nunca llegaron a ser tan importantes como para imaginarse un futuro a su lado. Pero Draco era diferente a todos los otros, él era especial y Potter quería hacérselo sentir en cada detalle que tuviera con él.

Para ambos una relación en donde había amor de por medio era algo nuevo, pero estaban dispuestos a afrontar cada etapa juntos, no era ilusos al pensar que todo sería un camino de rosas, los problemas siempre estarían presentes, pero estaba en sus manos poder resolverlos de la manera correcta para que todo entre ellos funcionara y pudieran planear un futuro juntos.

Pasaban tanto tiempo como les era posible, Harry solía buscar a Draco luego de sus clases e iban a comer o simplemente a caminar por el parque, por las noches hablaban por teléfono o se enviaban mensajes. La comunicación entre ellos era muy buena, el Omega no tenía reparo en decirle cuando algo le molestaba y Harry hacia lo mismo. Sirius era la única persona que sabía sobre su reciente noviazgo, Draco aún no había encontrado el momento para contárselo a su padrino, pero esperaba que al menos él estuviera de su lado. El regreso de sus padres estaba próximo y no sería agradable cuando Harry y él les comunicaran lo que estaba pasando. A Draco le preocupaba mucho lo que Lucius pudiera decir, hasta ese día lo sucedido con él durante casi un año era un misterio que prefirieron callar, en cuanto Lucius supiera que Harry lo había comprado también lo odiaría y estaría de acuerdo con Remus en que ellos no debían estar juntos. Aun así, Draco tenía la esperanza de que al ver que él era feliz no se convirtieran en su mayor obstáculo.

~ooOOoo~

Era día viernes y Harry había invitado a Draco a almorzar luego de sus clases para celebrar que el Omega había obtenido una excelente calificación en su último examen. Potter lo llevó a un bonito restaurante de comida Italia, era más elegante que los otros a los que habían ido a lo largo de su relación. Una joven los guió hasta su mesa y pocos minutos después uno de los camareros se acercó a ellos para entregarles el menú del día.

—No pensé que me traerías a un lugar así —comentó Draco mientras leía los diferentes platillos. Potter le sonrió.

—Bueno, quería que este almuerzo fuera especial —le respondió. El Omega enarcó una ceja al escucharlo.

—No pensarás pedirme matrimonio, ¿verdad? —bromeó haciendo reír a Harry.

—No, al menos no todavía —replicó.

Draco sintió que las mejillas le quemaban, sin saber que responder decidió escoger lo que deseaba comer ese día. Cuando levantó la mirada sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo, sin poder evitarlo se escondió detrás del menú, algo que causó gracia en Harry.

—¿Qué sucede? —preguntó con evidente interés.

—Mi padrino y Sirius están aquí —le dijo entre murmullos—. No nos pueden ver aquí. —Draco bajó un poco el menú y observó a los recién llegados. Harry se giró para verlos.

—Se tardaron un poco, pero que bueno que ya llegaron —comentó.

—¿Tú le dijiste a Sirius que trajera a mi padrino? —Draco estaba claramente ofendido. Potter asintió.

—Sí, pensé que este sería un buen lugar para comentarle a tu padrino sobre nuestra relación. —Draco le había dicho en varias oportunidades que no sabía cómo afrontar el tema, así que Harry decidió ayudarlo en el proceso, por ese motivo le pidió a Sirius que llevar a Severus al mismo restaurante.

Jaula de oro (Harco/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora