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Después de que Auron lo dejara, después de nueve años juntos, Luzu no quiso empezar o entablar una nueva relación. Se centró en si mismo, y puesto que lo que más anhelaba era quedar embarazado y tener hijos, compró a Chispas.

Chispas era un gato blanco de manchas marrones, con ojos color jade que irradiaban peligro y precaución, Chispas amaba a Luzu. Aunque Borja hubiera preferido tener hijos con Auron y poder llevar sus bebés en su vientre, eso ya no era posible.

Había noches enteras en las que ambos hombres planificaban toda una vida juntos. Habían planificado hasta quien cargaría dos bebés y el otro uno, habían planeado que Raúl los llevaría a la escuela y que Borja los bañaría.

Ellos serían padres amorosos y amarían a sus pequeños bebés, Auron cuidaría de Borja durante el embarazo y le hablaría todo los días a la pancita. Raúl besaría su vientre abultado y le diría a sus bebés lo muy hermosa que era su mamá Luzu.

Todo habría sido así, de no ser por Raúl. Borja lo odiaba por joder el brillante futuro que ambos tenían.

Luzu vestía unos anchos y holgados pantalones de chándal deportivo, trayendo consigo un buen té caliente desde su cocina. Iba descalzo, salvo por los esponjosos y espumosos calcetines azules con rayas blancas que tanto amaba.

Chispas estaba dormitando a un lado del amplio sofá de allí de Nueva York, en su apartamento. A veces se le hacía difícil no echar de menos a Auron aun habiendo pasado un año y medio.

Acarició la cabeza de su gatuno amigo y el peludo animal maulló y ronroneó gustoso, estirando sus músculos y volviendo a dormir. Él encendió su Ipad y comenzó a terminar un boceto que tenía, sobre su próxima obra que publicaría. En su Instagram ya había sobrepasado los tres millones y medio de seguidores, él era un artista que se modernizó y pasó del lienzo a lo digital.

Su móvil comenzó a sonar entonces, y Luzu frunció el ceño suavemente. Tal vez era Mangel, diciéndole que Rubius se había vuelto a emborrachar y que tal vez mañana no podría ir a la casa de él como habían planeado, por la horrible resaca del mayor de cabellos rubios teñidos.

Pero era un número desconocido el que lo llamaba. Los ojos de Luzu se iluminaron, porque tal vez era ese hombre alemán con el que había hablado en la gala de arte anterior, que estaba interesado en su pintura.

"¿Diga?." habló Luzu.

"¿Borj-ja?."

La sonrisa y emoción de Luzu se borró. Raúl.

"¿Raúl, eres tú?." murmuró anonadado, confundido "Pero, qu-"

"Borja, oh joder, creí que mínimo me habías bloqueado, gracias a dios." El mayor suspiró aliviado, sonando desesperado.

"¿Qué mierda haces? No estamos saliendo, imbécil."

"Borja, por favor, solo déjame decirte algo."

"No, voy a colgar y te voy a bloquear." dijo Borja, frunciendo el ceño.

"¿Qué? ¡No, no, no, Borja, no!."

"Lo estoy haciendo, pedazo de mierda." Luzu se rió sarcástico mientras rodaba los ojos.

"¡Te echo de menos, Borja!."

Luzu realmente debería de haber colgado y haber echo caso omiso de eso, debería de haberlo hecho. Sin embargo, sus dedos se congelaron y no presionaron el botón para cancelar y cortar la llamada. Se quedó estático, y era porque había sentido que su corazón daba un vuelco.

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2022 ⏰

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