Kozume Kenma gracias a una experiencia comenzó a creer que era alguien especial, hasta que esa misma experiencia le arrebató aquello. Ahora, cansado y desinteresado, está en la busca de pasar desapercibido y ser alguien del montón evitando volver a...
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-Es imposible, por como vamos nunca llegaremos entre los primeros lugares
-¡Calla Jio! ¡Si eres así de negativo está claro que no llegarás! ¡Te faltan agallas! —reprendió Yamamoto a su amigo
-¿Dónde está Kenma?
Ambos voltearon a mirar al chico que les había hablado identificandolo de inmediato.
-¡Hola Kuroo-san! —saludó Taketora
-Tenemos un rato sin ver a Kenma, quizás se haya quedado atrás, no es alguien con buen soporte en este tipo de cosas
Tetsuro asintió antes de retroceder un poco. Se preocupó al no ver a su amigo en ningún lado, y menos siguiendo la carrera que fué establecida.
Su preocupación duró poco, pudo notar una cabellera bastante conocida detrás de un árbol.
-¡Kenma!
El teñido ante aquel gritó se sobresaltó, volteó a mirar lentamente al chico a su lado.
-¿Qué haces aquí? Ah —notó la consola que tenía el contrario en sus manos y se la quitó— anda, continúa la carrera
-Devuelvemela
-Cuando termines la carrera, debes ponerte en movimiento en algún momento de tu vida ¿Sabes?
No pudo hacer más que obedecer al chico y seguir la carrera que había dejado a medias.
No sabe cuanto había corrido pero debía ser lo suficiente porque se encontraba muy cansado, le costaba demasiado respirar y apenas podía sentir sus piernas. Si no continuaba Kuroo no le daría su consola, solo por eso siguió corriendo.
Todo iba normal (si ignoramos el hecho de que podría sufrir un desmayo en cualquier momento), no fué hasta que alguien pasó corriendo con una gran velocidad y le chocó sin querer, haciendo que caiga y se lastime.
Estuvo por quejarse hasta que vió a un chico ofreciéndole una mano para ayudarlo a levantarse. La tomó sin dudarlo y una vez estuvo de pie un dolor en el brazo izquierdo le invadió.
-¿Estás bien? Lo siento no te había visto —dijo el pelinegro
-Estoy bien, gracias
Se dispuso a seguir la carrera, ignorando al chico detrás suyo.
Un peso cayó sobre su hombro que le hizo parar de inmediato, un poco confundido miró de reojo hacia su hombro encontrándose con una cabellera negra.
