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Diez meses antes

–Lalisa, te quiero presentar a Rosé, mi hija; hija, ella es Lalisa, mi nueva esposa-habló Jimin Park.

–¿Esposa?-la expresión de la menor se tornó sombría.

–Hola a todos-los abordó Jungkook con una sonrisa–creo que no llegué en un buen momento.

–Tranquilo, ella es Lalisa mi esposa.

–Un gusto Jungkook-extendió su mano a la rubia–Tienes muy buenos gustos papá-se sentó en la mesa junto a ellos.

La convivencia entre los tres habitantes de la mansión Park era un verdadero infierno, Rosé por alguna razón no aceptaba a Lalisa por más que esta trataba de acercarse a ella y el reciente matrimonio se veía afectado por los constantes viajes de negocios del mayor y la extraña falta de apetencia sexual por parte de su compañera.

Esta era una de esas tantas veces en las que se encuentran solo ellas dos en la casa ya que era el día libre del servicio.

Rosé estaba cerca del cuarto matrimonial y vuelve a escuchar gemidos, a diferencia de las anteriores veces, decide entrar y hacer lo que quiere desde hace mucho.

–Si quieres te puedo ayudar con eso-ronroneó cerrando la puerta detrás de ella y mirando a la hermosa mujer sobre la cama semidesnuda masturbándose con un vibrador.

–¿Q-qué haces aquí?-indagó con un creciente rubor en sus mejillas y quedando paralizada por la intrusa.

–Algo de lo que tengo ganas hace mucho, y por como me miras sé que el deseo es mutuo-se acercó a paso lento y se sentó en el borde de la cama–Te puedo dar más placer que esta cosa-sacó el vibrador de su interior y lo remplazó por sus dedos, moviéndolos lentamente provocando un gemido de la mayor–claro si tú quieres-empezó a sacar los intrusos pero la mano de Lisa tomando la suya la detuvo.

–Por f-favor-le suplicó y la menor sonrió.

–¿Por favor qué?-empezó a jugar con el clítoris de la rubia sin mover aún sus dedos.

–Ha-hazme tuya, y-ya no puedo soportar v-verte todos los días tan di-distante-musitó con dificultad entre jadeos.

–Estoy aquí solo para complacerte-besó sus labios y se undió en ella haciendo movimientos rápidos y profundos.

Y esa fue la primera de muchas veces en la que las dos amantes furtivas se demostraban su amor y deseo mutuo, sin importar quien podría salir herido por sus actos.

Pecados Mortales (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora