Se me hace eterna la espera pero de repente sale con esa sonrisa suya, esa que me paraliza... Se va acercando a mi, paso a paso. Y yo, quieta, embobada, viendo como sonrie.
Se posiciona muy cerca de mi, demasiado como para poder hablar. Así que intento dar un paso para atrás, pero me tropiezo con mis tacones y en un abrir y cerrar de ojos estoy en los brazos de Dylan.
-Vigila un poco Sam, podrías haberte hecho daño- dice dejandome en el suelo.
-¿Que haces aquí?
-Vaya, ahora si que me sorprendes...¿No te acuerdas de nada de lo que pasó anoche?
-Me temo que no- digo moriéndome el labio inconscientemente.
-Vaya...-se sienta en el borde de la cama.
Me posiciono delante suyo.
-No quiero volver a caer en tu juego- digo suavemente.
-Nunca jugué contigo.
-Sabías todo lo que eras para mi, y me dejaste. Sola. -se me ponen los ojos llorosos.
-Sam, he cambiado.
-Eso decías cada vez que volvías...
-Enserio pequeña- se levanta de la cama y posiciona sus manos en mis mejillas, obligándome a mirarle a los ojos- Lo siento por todo, de verdad.
-Quiero que te marches, por favor- digo apartándome de él.
Decepcionado, me da un beso en la frente y sale de la habitación, y de la casa.
Las lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas. ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ A TENIDO QUE VOLVER?
Enseguida entran todas a mi habitación rodeandome. Y como solía hacer Alex cuando teníamos 15 años, me dá una charla diciendome que tengo que valorarme y no llorar por ningun tío.
Cuando hablamos de esto lo veo todo clarísimo, pero luego aparece y se me cae el mundo encima... A veces desearía no haberle conocido.
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En manos del destino
RomanceEn su adolescencia Sam fue una joven muy cariñosa y alegre, hasta que conoció a Dylan. La joven empezó a cambiar, por lo que sus amigas se vieron obligadas a mantenerla alejada de él. Pero llega un punto en el que ellas entienden que el destino est...