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Sahily

Me encuentro admirando la belleza de la luna y estrellas desde el balcón de mi habitación. Es increíble los muchos pensamientos que vienen a mi cuando observo esos astros brillantes, siempre están ahí, brillando y haciendo que este mundo esté iluminado por una bella luz que es opacada por la mierda de humanos que no saben cuidar ni de ellos mismos. Siento que somos tan insignificantes en este mundo, en esta vida . Al fin de cuentas moriremos y seremos recordados solo por dos o tres personas hasta que ellos mueran y nosotros moriremos en sus corazones, ¿Por qué no somos tan libres como las estrellas y la luna?; ¿Por qué vivimos con miedo de expresarnos solo por lo que dirán otras personas y no brillamos como las estrellas?; ¿Por qué fingir que todo está bien cuando en realidad nuestro mundo se derrumba y no encontramos solución? solo una falsa sonrisa que arregla todo ante la sociedad, tan falsa como la luz de la luna. Eso basta. 

-Creo que no soy la única con pensamientos un poco desarreglados - Susurre al observar caminando por el pequeño y poco alumbrado callejón que creaban mi edificio y el edificio al lado del mío a un joven, no es viejo al menos tendrá unos 17  o 18 años, no distinguía el color de su cabello o sus ojos, su tez era clara y mantenía un semblante neutro pero se notaba confundido y por la manera en que caminaba a paso rápido y firme seguro iría molesto. 

Noté como se adentro al edificio y me dirigí hacia la pequeña mesa en la equina de mi balcón en el cual se encontraba un pequeño reloj que marcaba ya las 10:32 p.m., rápidamente me adentré a la habitación y me dirigí a buscar mi ropa para dormir, cómoda y fresca. Una vez lista abrí la puerta de mi habitación para dirigirme a la cocina donde supongo debería estar mi madre esperándome con el tea de valeriana que tanto me relaja.

-Gracias- mencione al recibir el tea caliente que recién había preparado mi madre, honestamente ella prepara el mejor tea de valeriana

-Tu abuela vendrá de visita el próximo lunes y se que te encantara pasar tiempo con ella y Doeg- menciono mi madre con esa voz ya un poco cansada pero con esa chispa de entusiasmo que siempre le caracteriza 

- Me parece bien, me iré a dormir - exclame un poco fría - Que descanses, buenas noches - fue lo ultimo que dije antes de salir de la cocina e ir directo a mi habitación a escoger que libro será bueno comenzar a leer. 

Eran las 2:00 a.m. y fui despertada por una fuerte música que venia de afuera, era algo extraño ya que el área donde vivimos solía ser silenciosa. Me levante de la cama y me dirigí al balcón, admito que estoy molesta, nadie quiere ser despertado a las 2 de la madrugada con música con una letra algo fuerte.

- ¡Por dios! ¡lo que faltaba! - exclame al observar justo frente mi ventana al causante de tremendo alboroto, si, era el chico de la caminata extraña, con una bocina teniendo una fiesta consigo mismo en su balcón que desafortunadamente quedaba justo frente al mío, éramos separados por un pequeño callejón de al menos 6 metros. 

- ¡Hola! - exclamó levantando la mano al notar mi presencia - ¿No te agrada la música? - volvió a hablar, creo que no era necesaria la pregunta al notar mi expresión facial que era de desagrado, como si lo estuviera fulminando con la mirada.

No respondí nada y me gire para entrar a la habitación, coloque las cobijas sobre mi e intente conciliar el sueño, aunque lo vería muy imposible gracias al molesto vecino. 






Hola, la verdad no se si el capitulo es muy corto pero de verdad espero que les guste. 

Soy nueva en esto y me disculpo por cualquier error ortográfico o por si no les gusta la prosa. 

Atte: JaneRicci

El chico de mi balcón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora