Traducción al español, sin fines de lucro, de una muy interesante colección de historias cortas de la autora Raccool.
Cuento con la autorización de la autora para realizar la traducción. La cual es realizada directamente del tailandés.
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Estoy haciendo esta traducción al español completamente gratis, este trabajo no es de mi autoría, todo es trabajo de la autora Raccool.
Traducción al español 100% hecha por mí, directamente del tailandés.
Si hay algún error de ortografía, gramática, o algo que no entiendan, por favor déjenlo en los comentarios y con gusto la resolveré o corregiré, dependiendo del caso.
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¡ADVERTENCIA!
EL CONTENIDO DE ESTA HISTORIA ES PARA MAYORES DE EDAD. LÉANLA BAJO SU PROPIA RESPONSABILIDAD.
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EN ALGÚN LUGAR SOBRE EL ARCOÍRIS
Él parpadeó, abrió sus pupilas para recibir la luz de enfrente. La imagen que apareció era la de un cielo despejado; solo había una nube blanca flotando sin cesar, presumiendo bajo la fuerte luz del sol, pero no hacía tanto calor como para quemar. El frío viento acariciaba gentilmente la piel; el clima en este momento podía ser considerado de agradable a muy agradable.
Bajó la mirada para esquivar el sol, e inmediatamente vio el mar bajo el cielo. El reflejo del mar azul, la masa de agua sin contaminación era tan clara que se podía volver a ver la arena blanca que había sido cubierta por el agua del mar.
El sonido intermitente de un pájaro desconocido cantando, vio la sombra del pájaro sobre su cara por un momento, volando libremente. Un barco pequeño pasó por una casita. Del lado izquierdo de la orilla estaba la ciudad, con pequeñas casitas alineadas, no tenían más de dos pisos. No había edificios altos. Al lado derecho, la playa, arriba el cielo de color azul, y de bajo la clara agua del mar.
No conocía este lugar. No sabía cómo llegó ahí. Pero no le importaba.
Se permitió a sí mismo empaparse de un ambiente que no podía ser encontrado fácilmente.
Parpadeó una vez más, un barco se detuvo en el puerto, algunas personas bajaron, y otras subieron. Simplemente miró por un momento antes de voltear a ver el mar como antes.
Los barcos zarpaban de la ciudad por una corriente especialmente diseñada. Este pueblo era una isla, rodeada de agua de primera clase. Para entrar, había otra corriente para dejar que el barco se estacionara.
Cerró sus ojos para sentir la gentil brisa de las olas chocando. La fresca brisa cubría todo su cuerpo. Sin embargo, los cálidos rayos del sol entraban y se mezclaban, haciendo que no se sintiera ni muy fresco, ni muy caluroso. El sonido del aire contra los árboles, las aves agitando sus alas, las olas, las voces de las personas hablando suavemente, no susurrando, pero tampoco molestaban. Cuando el barco se detuvo en el puerto con un nombre inusual, decidió bajarse del barco.
