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⌗ ˖ ࣪ capítulo ; cinco.

PAINTING

『絵画』

❛ ━ 𖧹 ━─━❪🌫️❫━─━ 𖧹 ━ ❜

Era fin de semana en la residencia Kim, y como todo plantea, los sábados para TaeHyung era exclusivamente para pintar y dejar libre su don artístico. El olor de gyeranmani se incrustó en sus fosas nasales al instante, deleitándose con la exquisita fragancia, especialidad de su padre. Después de disfrutar del olor de la comida, dispuso a empezar a realizar su obra maestra, con mucho cuidado y disposición.

La pequeña abertura del balcón de su habitación dejaba entrar la brisa del mediodía en aquel barrio de Gangnam-gu, un regalo para su concentración al ser tan relajante. Observa la cantidad de pinceles y tonalidades esparcidas a lo largo de su habitación, cogiendo uno de mayor tamaño para así colorear el fondo de su paisaje. Un poco de pintura salpica en su mejilla y parte de su frente, la azulada tonalidad ciñéndose y contrastando con la morena piel del pintor. Aún así, no se detiene y comienza a dibujar la silueta de un hombre esbelto en el vasto cielo. Parece que sus acciones son más rápidas de lo que su mente puede responder, porque ya delinea el cabello plomizo del individuo, junto con aquellos mechones negros que sobresalían orgullosos de aquella matiz. Va hacia los ojos garzos, su irises con pequeños colores verdosos, raptores de toda su atención. Y por último, esquematiza los cerezos prominentes del chico, jugando con las diferentes matices del rojo y rosado.

Su madre interrumpe su momento artístico, trayendo consigo un poco de kimchi jjigae para su hijo, quien se da cuenta de su presencia unos pocos minutos después haber entrado la mujer.

Con un asentamiento coge el cuenco caoba y comiendo un poco del guiso que preparó su madre. En ese momento, mira hacia su obra empezada, donde yace la figura explícita de su amor "imposible" como el mismo idealiza. Pero no puede borrar semejante pintura, no señor, prefiere presentarla y llevarse consigo el regaño de su Hyung por pintarlo antes que borrar lo más bello del mundo.

Después de ingerir medio tazón del guiso hecho por su madre, vuelve a su tarea de hacer la pintura para el festival. Con unos minutos después de haber retomado la misión, oye la puerta ser tocada con sutileza. Su madre va y abre, y por lo que escucha, se trata de sus amigos o bueno, solo uno.

Agudiza su sentido del oído y así saber quien lo buscaba. No escucha mucho, pero sabe que posee una voz grave hermosa, pero no llegando a ser hombruna, más bien delicada y juvenil.

"NamJoon"

Su mente hizo click de inmediato, casi como un reflejo, cubrió el lienzo no terminado con su cuerpo, importándole poco si se manchaba o no. Oyó pasos hacia su habitación muy pausados y elegantes, poco a poco acercándose la habitación. No podía dejar que su Hyung viera su amor — expresado de otras palabras — que sentía hacia él. Pero todo parece que queda en el olvido cuando NamJoon entra con timidez en su cueva, con un pequeño sonrojo en sus mejillas y llevando una ropa pastel hermosa. Carraspea TaeHyung intentando quebrantar el incómodo silencio, mirando al mayor con cordialidad y habló:

— ¿Qué hace aquí Hyung?

— Vine a verte. Sabés, desde aquel día en la biblioteca, no he podido dormir bien. He pensado en ti desde ese día, o bueno... desde un buen tiempo.

Esa confesión lo tomó desprevenido. NamJoon lo había dicho con sinceridad, sin una pizca de incierto en sus vocablos. Él también se sonrojó sin saber que decir, desviando su vista hacia otro punto ficticio en su habitación y prosiguió a hablar después de un buen tiempo.

— ¿De verdad?

— Sí.

Cada vez más el ambiente se hacía tenso, ninguno de los dos siendo capaz de expresar algo sobre ello.

TaeHyung fue el primero en dar el primer paso, aproximándose al de cabellera ceniza. Con algunos centímetros de separación, observa el semblante ajeno, y por primera vez lo ve cohibido e inseguro, ya no siendo el destacado alumno y valiente que todos admiran y envidian.

— Contigo puedo ser yo. No tengo que ser el príncipe azul de la escuela, en donde el significado de perfección se define en mi. Lo único que ven de mi es mi belleza física, la máscara de diamantes que yo mismo me he hecho a lo largo de los años, la cual por más que intento, no puedo quitarla de mi rostro. Les interesa todo menos mis sentimientos, la facilidad en la que todos ven lo físico después de lo moral, la imagen perfecta después de mis pensamientos e ideales. Y me frustro, me encierro en las penumbras de mi habitación en busca de resguardo, pero lo único que hago es ser un cobarde ante mi mismo, ante los problemas que traigo sobre mis hombros al crear aquella parte de mi. Pero tú, tú me ves como una persona normal, una con sentimientos sin ser el significado de belleza, una ser animado y con emociones, sueños y corazón. Te importa mi moral, mis ideas, mis pensamientos y sentimientos, no mi figura, no mis ojos o simplemente la fama que conlleva ser algo mío, tú solo me vez como algo digno de ser bello... por mis ideales. — menciona NamJoon llorando a mares, quebrado, roto y dolido.

Acaricia en silencio las mejillas adversas en silencio, juntando sus frentes brindándole la fuerza que el necesita. Lo atrae hacía si para poder abrazarlo en sus brazos y reconfortarlo como es debido, porque no le interesa que vea su pintura y él dibujado en ella, solamente busca recoger los pedazos rotos que va desprendiendo NamJoon en su vida para recomponerlo y protegerlo de todo mal. 

— Yo miro lo mejor de ti, porque sé que usted es mejor que otras personas que poseen belleza divina. Yo confesaré que llevo enamorado de usted desde el primer día que lo vi, en aquel árbol se veía tan sereno y tranquilo, que no puede evitar sentir el cosquilleo en mis estómago, y mis manos sudar de los nervios. Yo lo amo por lo que usted tiene en su corazón y alma, no por su beldad, lo amo por lo que usted es. Cada día después de hablarnos en la biblioteca, aquel día que me senté a tu lado y me dispuse a hablarte, no he parado de pensar en la persona tan magnífica de la cual me enamoré como un tonto. Y no me arrepiento para nada de mi amor Hyung. — confiesa en susurros, solamente NamJoon siendo capaz de escuchar aquella confesión sincera y amorosa que el azabache expresa.

Posteriormente, acorta la distancia entre los dos con un beso inocente. Es un roce de labios, pero sella lo revelado directamente. NamJoon sorprendido no reacciona, hasta acabo de unos segundos cierra sus ojos con parsimonia, derritiéndose en el contacto de sus labios con los de TaeHyung. Se separan con lentitud, viéndose a los ojos sin rodeos o pena, trasmitiendo con una sola mirada sus palabras, y en todas destacaba la palabra amor.

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