⌗ ˖ ࣪ capítulo ; dos

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LIBRARY

ライブラリ

❛ ━ 𖧹 ━─━❪🌫️❫━─━ 𖧹 ━ ❜

TaeHyung pasó por la biblioteca con la mirada baja, reflexionando sobre lo ocurrido en la mañana, y sobre todo el por qué todos querían que su talento, oculto ágilmente entre sus habilidades, resaltara entre la multitud. Tan sumergido estaba en sus pensamientos, que no observó detenidamente la figura que se acercaba a él con pasos lentos pero agraciados.

Kim NamJoon venía en su dirección, y por lo que pudo distinguir, llevaba entre sus morenas manos una de las obras de Walt Withman. Sus lentes de color negro bien colocados sobre su tabique lo hacían ver más bello de lo que ya era, junto con aquella aura misteriosa y sensual que emanaba el chico. Pasó a su lado, todo pasando en cámara lenta, olisqueando el tentador efluvio que soltaba. Olía a miel, un exquisito aroma que el deseaba aspirar un poco más, pero no podía permitirse aquel lujo, y el mismo sabía que su amor solo era de una persona, y esa era él.

Con nerviosismo calando sus huesos, se adentró a la biblioteca, dispuesto a colarse en ella y calmar su agitado corazón, el cual bombeaba rápidamente en su pecho. Tomó un libro cualquiera para pasar desapercibido entre los inmensos estantes de madera reluciente, junto a las obras de diferentes tamaños y formas que se mantenían minuciosamente organizadas en cada repisa.

Para su desgracia, NamJoon entró con lentitud, cerciorándose de que nadie además que él estuviera en ella, sentándose entre la sección de Romanticismo y Poesía Clásica. Dos mesas más atrás, estaba TaeHyung colorado hasta sus no tan notables orejas por el largo de su azabache cabello lacio, viendo el perfil fino de su amor platónico y como leía con pasión aquella obra clásica.

Su respiración se detuvo cuando el peli-gris volteó en su dirección y le sonrió de manera genuina y con un deje de alegría al verle, sus hoyuelos marcándose perfectamente y sus ojos rasgados pero hermosamente bellos desapareciendo tiernamente. El de hebras carbón imitó la acción del muchacho, los bordes de sus labios curvándose en un intento de aplacar las emociones que se encontraban revueltas en cada rincón de su anatomía, y con cuidado de que lenguaje corporal no lo delatase.

No supo cuando sus pies se movieron por si solos, acercándose poco a poco donde estaba el moreno, y el como llegó a la mesa de su amor, con la intención de poder acompañarlo en la lectura. El de hebras color ceniza aceptó la propuesta con un asentamiento leve, sus pómulos estaban más que sonrojados y sus labios se abultaron en un adorable puchero inconsciente al volver la vista hacia el libro, que ahora era del gran poeta .

- ¿Tú deberías ser Kim TaeHyung? - preguntó el de peli-gris tímido, resguardándose entre las palabras poéticas del libro.

- Sí. ¿Y tú Kim NamJoon no?

Quería desparecer de la faz de la tierra por aquella interrogante tan estúpida. El chico era el estudiante de tercer año, el muchacho prodigio de toda la secundaria, con notas excelentes y una personalidad misteriosamente adorable que engatusaban a cualquiera de un solo movimiento, junto a su beldad tan innata, lo que le hacía bastante popular entre los maestros los cuales halagaban sus acciones, recomendándolo como ejemplo a seguir para muchos.

- Sí, ese soy yo, por cierto eres muy popular en mi grupo.

- ¿De verdad? - inquirió alegrado, disimulándolo con curiosidad.

- De verdad, eres reconocido por tu arte y realmente me gusta mucho. He observado una de tus tantas obras y ellas han sido capaces de animarme a seguir mis sueños. - confesó apasionadamente, sus ojos cerrándose al recordar una de las tantas pinturas compuestas por él y como ella el había tocado el alma de una sola ojeada, permitiéndole reflexionar sobre sus sueños y metas.

TaeHyung esbozó una sonrisa emocionada, sus mejillas tiñéndose de un color rojo intenso por lo antes mencionado, y también por el como apreciaba su arte de una manera sincera, sus orbes oscuros moviéndose a través del porte del mayor, y se preguntaba por qué podía ser tan etéreo y al mismo tiempo, tan sencillo y frágil. El era una belleza no vista por el mundo.

Miró la hora en su reloj, reflejaban las seis y cuarenta y siete minutos, y casi saltando de su asiento, salió despavorido por la puerta, brindándole una pequeña y apresurada disculpa junto con la razón de tanto apuro. NamJoon entendió al instante, mostrando su mayor comprensión por el menor, y TaeHyung juraba no estar más emocionado por eso.

Intercambiaron números de teléfono para ponerse al día, el azabache con tartamudeo deletreando el número de su celular, lo que sacaba sutiles carcajadas de los belfos del morocho.

- ¡Hasta luego!

- Adiós TaeHyungie.

Frenó en seco al oír el meloso apodo del mayor, y el como sonaba tan bien pronunciado entre sus labios, de tal manera que lo hacía querer escucharlo una vez más. Retomó su camino hasta su humilde hogar con una sonrisa boba en su rostro, pensando en los acontecimientos del día y como NamJoon le alegraba este con solo su presencia, y como cada día conocía un poco más, indirectamente, al mayor, descubriendo así el gran amor que siente por él.

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ETHEREAL 成 kth&knj ¡!。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora