Caput primum

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JiMin 

Nuevamente estoy aquí, en mi puestecillo de advino "El Oraculo", en las transitadas calles de Seul esperando por alguna persona interesa en saber la fortuna de su vida, amorosa o laboral.

Esto es tan aburrido...

Mis parpados se van cerrando lentamente cuando alguien me saca de mi posible siesta.

—¡Oye adivino, ponte a trabajar y lee mi suerte laboral! ¿Alcanzare mis metas? —me grita una mujer rica en un ajustado vestido negro.

—Tiene un rostro hermoso, pero a través de esas cejas delgadas se le escapa la suerte que posee. —le respondo medio dormido.

La mujer se ríe escandalosamente y me mira por encima de su hombro.

—Soy muy hermosa y tengo todo el dinero que quiero, por lo tanto soy perfecta, adivino timador. 

Yo la miro y alzo la esquina izquierda de mis labios.

—¿Se preocupa por su trabajo cuando es "perfecta"? Para su información, su suerte financiera y romántica esta apunto de abandonarla. —siento un golpe en mi cabeza y miro que fue.

La mujer está sujetando su bolso fuertemente.

—¡No digas cosas de mal agüero! —me vuelve a golpear—. ¡Y jamás en tu vida te me vuelvas a acercar!

Furiosa se va y yo tomo mi placa familiar, alejándome también del lugar.

—Joder, ¿quién se cree que es? —camino por las calles—. Yo también fui alguien muy importante  ¿Por qué se enojaría por eso?

Camino hacia ese tan conocido callejón, cuando veo a una de mis vecinas salir felizmente de su local.

—¡Ah, joven Park, lee mi suerte! Dime mi suerte amorosa. —me pregunta con entusiasmo.

La miro de pies a cabeza y desvio la mirada.

—Prefiero no decírtela. Igualmente no creerás nada de lo que te diga.

Ella se acerca y me sonríe aún más. 

—Te prometo que te creeré. Vamos lee mi mano.

—¿Tienes menopausia? —le pregunto, pero al ver su cara me arrepiento.

—¡No digas estupideces!

Un auto hace un pequeño ruido y ambos lo miramos.

—Observa ese auto. De seguro hay un galán ahí adentro —regresa su mirada a mi, como si estuviera enamorada—. Dime que entre ese hombre y yo hay un lazo especial que nos une.

—De seguro es la menopausia. —murmuro pero ella alcanza a oírme.  

Suelta una especie de gruñido y empuña la mano.

—¡¿Quieres que te asesine?! —me amenaza—. Solo te pedí saber si tengo una posibilidad con ese hombre.

—¡Si quieres que te lea la suerte debes pagarme! —me encojo de hombros y cierro mis parpados cada vez que acerca su mano a  mi—. ¡Págame!

—¡Eres un atrevido! No te pagaré nada, eres un mal adivino.

Mekuri

—Tendría que estar cerca de está area. —comenta el hombre dentro del auto, viendo por las ventanillas del vehículo.

 —comenta el hombre dentro del auto, viendo por las ventanillas del vehículo

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Foedus Spirituale |Kookmin| [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora