𝟬𝟮 | 賭ケグルイ

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ㅤEn el mundo hay muchos vicios, unos peores que otros, mientras unas personas son adictas al alcohol o a las drogas, hay otras que lo son a las apuestas

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ㅤEn el mundo hay muchos vicios, unos peores que otros, mientras unas personas son adictas al alcohol o a las drogas, hay otras que lo son a las apuestas. El jugar para algunos puede ser un pasatiempo, para otros es su vida entera, la emoción de apostar y saber que puedes perderlo todo por un mal movimiento o por mera suerte es excitante, debes tener cuidado, una vez que entras al mundo de las apuestas, te es difícil salir de él.

Hwang Hyunjin siempre había sido una buena persona: amable, guapo, inteligente, buen hijo, era el hombre ideal. Desde pequeño tenía su vida planeada, estudiaría mucho y se graduaría como arquitecto, se casaría con una mujer hermosa y tendría dos hijos, o eso pensaba, al final si se graduó como arquitecto y como era de esperarse tuvo un éxito rotundo, viajó por todo el mundo diseñando importantes edificios y casas para personas con mucho dinero, hizo una buena fortuna y se compró un pent-house en uno de los edificios más importantes de Seúl, manejaba un Kia último modelo y tenía el suficiente dinero para vivir el resto de sus días sin trabajar.

A pesar de todo sentía un hueco en su vida, como si le faltara algo, descubrió que era cuando fue arrastrado por uno de sus mejores amigos a un casino, siempre pensó que ese tipo de juegos eran para personas desesperadas, sin embargo la emoción que sintió en su cuerpo la primera vez que hizo una apuesta fue única, como una descarga eléctrica en toda su anatomía, desde entonces comenzó a asistir todos los fines de semana a cualquier casino que hubiera en la ciudad fuera legal o no, podría decir que se convirtió en un vicio para él, pero no lo juzguen, después de todo solo las apuestas podían causarle la emoción que le faltaba a su vida.

Cuando cruzó la puerta de metal solo pensaba en una cosa: apostar, el lugar tenía un gran olor a tabaco y alcohol, podía escuchar los gritos que soltaban las personas al presenciar juegos emocionantes, no podía esperar menos de un casino ilegal, después de todo eran sus favoritos, podía soltarse completamente a la hora de jugar y sentir aquella emoción y excitación atravesando todo su cuerpo. Pero algo más llamó su atención aquella noche, dos personas sentadas alejadas del resto: un señor que debía tener cincuenta años y un joven que no pasaba los veinte, interesado se acercó para ver el juego de ambos.

—¡Volví a ganar!—Gritó el señor tomando todas la fichas que estaban en el centro y diablos, aquello era muchísimo dinero, debían ser sesenta fichas naranjas, cada una con un valor de mil dólares—.Muchas gracias niño, me siento como si hubiera ganado la lotería.

El chico se mantuvo callado mirando al hombre frente a él, Hyunjin se atrevía a decir que era el joven más lindo que había visto en su vida: cabello castaño, ojos tan azules como el mar, piel nieva, cuerpo delgado, era demasiado para ser real, un ángel. No era justo que estuviera perdiendo tanto dinero contra un señor como ese, y es que no podía contar la absurda cantidad de fichas que tenía el mayor al lado de él, debían ser doscientos mil dólares.

—P-Por favor, juguemos una vez más—Susurró el menor apretando los puños, Hyunjin sintió pena por él, el mayor lo miró con desinterés y una ceja levantada.

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