*Capítulo 6*

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Eider

Estaba sentado en una banca del estadio de americano, mientras veía como mis hermanos mayores iban de un lado a otro lanzándose la pelota como si fueran perros. Nunca entendí el objetivo de correr tras un balón como idiotas.

El estúpido de Nathaniel dio un pase largo que llegó a Adler, quien se dio cuenta de que estaba completamente rodeado, por lo que dio otro pase a Kellen, por un momento se le resbaló de las manos, pero como un reflejo, lo atrapo en el aire y corrió hasta el otro extremo de la cancha, haciendo un touchdown.

A lo lejos, pude ver como por las puertas del comedor salía Adrienna. Aún estaba confundido por la forma en la que me había defendido.

En lo personal ella no me caía mal, de hecho, no me interesaba en lo más mínimo su existencia, pero mis hermanos no pensaban lo mismo.

Ellos no la querían aquí. Lo habían repetido varías veces desde que padre nos había avisado que ella vendría a vivir con nosotros. Aún no sabíamos por que la había traído eso era algo raro en él, no le convenía tener a nadie más en casa, era peligroso.

Nuestros secretos podrían ser descubiertos.

Y eso era algo que no podíamos permitir.

Ella debería que irse o si no, la lastimaríamos, y no sería algo consciente, sino más bien un efecto colateral.

Era hermosa, podría quedarme viendo sus ojos por horas sin cansarme, porque lo único que estos contenían era maldad y eso me encantaba como la mierda. Quería poder hablar con ella, quería descifrarla.

Pero desde pequeño me era imposible poder comunicarme con alguien más que no fuera mi familia, los psicólogos lo denominaban trastorno antisocial de la personalidad.

-Esta demasiado buena, ¿no creen? -comentó Adler, mientras se acercaba a la banca a tomar una botella de agua.

-Si esa es tu forma vulgar, estúpida y grosera de decir que Adrienna tiene buena anatomía, en efecto, hermano- contesté.

-No es una forma grosera- se defendió, mientras extendía una sonrisa perversa por sus labios- es un halago.

-¿En qué puto mundo es un halago el decirle a una mujer que esta buena? Porque eso solo tiene una definición en este y es acoso.

-¿Me vas a decir que ahora eres el señor modales? se burló Adley quien acaba de llegar. Paso un brazo sobre mis hombros- relájate hermanito, todos sabemos que Adler es un estúpido desde su nacimiento, me asombra que si quiera le des importancia a sus comentarios.

El tenía razón. Siempre me habían importado una mierda los comentarios que nuestro hermano mayor hacía, pero esta vez, lo sentí personal. Sacudí mis hombros para soltarme del agarre de Adley.

Me levanté y sin importarme los llamados de Kellen caminé a paso tranquilo hacia donde se encontraba Adienna, ¿Por qué? No lo sabía.

-¿Por qué no te defendiste? me cuestiono, en cuanto llegué a su lado.

No parecía que me estuviera reclamando, más bien, se mostraba comprensiva. Mis hermanos siempre se enojaban cuando no me defendía, ya que eso nos hacía ver débiles y los Cranston no somos débiles.

Solo me encogí de hombros.

-¿No hablas o no me quieres hablar? alzó una ceja y como vio que no contesté, solo soltó un suspiro- bueno, Eider, si no me quieres hablar, me retiro.

Se dio la vuelta, pero solo avanzó unos cuantos pasos cuando volteo a verme y sin despegar la mirada, hizo una reverencia, provocando una sonrisa ladina en mis labios.

Adrienna

El día transcurrió normal después del problema con Nathaniel y mi corta conversación con Eider.

Ese chico era guapo, pero su personalidad lo hacía ver horrible. Eider no se volvió a acercar a mí, por lo tanto, tuve que estar preguntando donde quedaba cada salón. Lo vi en algunas clases, pero ni una mirada me dirigió.

Al llegar a lo que ahora llamaba casa, subí a mi habitación corriendo, tirándome en la cama. Estaba demasiado cansada y ni siquiera sabía por qué. Brinqué al escuchar cómo abrían bruscamente la puerta de mi habitación.

Bastián entro y cerró la puerta detrás de él, avanzó unos cuantos pasos hasta quedar justo frente a mí, recargando las rodillas en el borde de la cama.

Acaricio delicadamente mi mejilla, para ir bajando por el contorno de mi cara hasta llegar a mis labios, los cuales acaricio.

Yo estaba sorprendida y estática, no dejaba de mirar sus ojos, inyectados en sangre.

Estaba drogado.

Y lo confirme cuando me regaló una sonrisa ladina.

-Eres tan hermosa- lo susurró tan bajo que a penas y pude escuchar. Dio un paso hacia atrás provocando que su mano cayera al costado- Kellen me mando a disculparme, y es la única razón por la cual lo estoy haciendo, respeto a mi hermano mayor, pero no confío en ti, y me va a importar una mierda que él o mi padre me digan que no te haga nada, tú nos traicionas y yo te mato.

-Hace un rato hice una amenaza similar protegiendo a tu hermano, y así me pagas- chasqueé la lengua.

-Eider- afirmó. Susurro una maldición por lo bajo y salió sin esperar respuesta.

Decidí tomar mi teléfono para escuchar música, pero vi que tenía un mensaje.

1 notificación

Daddy: Tengo tu primera misión, contéstame lo más rápido que puedas.

Yo: ¿Cuál es?

Daddy: ¿Crees poder ganarte a algún Cranston?

Yo: A dos, de hecho, Austin y Eider.

Daddy: Perfecto, necesito que les saques información sobre el trabajo de su padre.

Yo: ¿Qué tipo de pruebas?, es muy arriesgado, apenas entré a su vida, levantaré sospechas.

Daddy: Te envíe a ti, porque sé que nunca fallas, que, si debes hacer algo, lo haces bien, no me decepciones.

Yo: bien.

Sabía que tenía ganado a Austin, pero no a los demás, ni siquiera a Eider, pero no podía decirle eso.

Necesitaba tener a los 6 a mis pies, pero por lo que podía analizar, eso sería complicado, y muy arriesgado, pero todos tenemos debilidades.

Y yo encontraría todas y cada una de estas.

Al final, acababa de encontrar una de Bastian, y no la desaprovecharía.

Era hora de empezar.

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