La vida es algo diferente para cada ser humano, algunos la alaban por lo bella, alegre y especial que suele ser, sin embargo, este espectáculo puede tornarse oscuro e injusto y llevar a la desgracia a personas desafortunadas, pero aún en el peor de los casos, se puede elegir.
La tragedia tomó lugar en Salem un día de enero de 1962 en el que la familia Barrett se encontraba en el jardín de su casa tomando el té helado para saciar la sequedad del calor como era costumbre. La pequeña familia estaba conformada por Jamia, una joven y hermosa mujer viuda de largos y negros cabellos que resaltaban su caucásica piel y que desde el fallecimiento de su esposo entregó su alma al cuidado de sus pequeñas hijas: Alyssa, una bella niña de 7 años con finos cabellos que asemejaban al oro, facciones suaves y unos preciados ojos avellana, su mayor poder era la piroquinesis. Reneé, la hermana del medio, una castaña de penetrantes ojos azules que demostraban osadía a quien la viese y con sólo 6 años había desarrollado una alta destreza para la arquería, había nacido con la bendición de la telequinesis. Y la menor de las hermanas, Ashley, de 5 años era la réplica perfecta de su madre, unos ojos verdes que te generaban alegría y calidez cuando los mirabas pero a la vez denota una gran nobleza, tenía a la legeremancia y control mental de su lado.
Las brujas Barrett estaban destinadas a una vida diferente por su privilegio mágico y sobrenatural pero el tiempo no había sido el mejor y ellas lo sabían, la felicidad se acabó desde el momento en el que tres hombres altos y fornidos de aspecto lejanamente amigable allanaron sorpresivamente la morada de las Barrett y tomaron a Jamia contra su voluntad. La casa era presente de los lamentos y gritos desesperantes en busca de ayuda pero la vida se basa en complicaciones y la ayuda jamás llegó.
Las inocentes pequeñas vieron a su madre ser juzgada y quemada en una imponente hoguera que consumió la luz en sus ojos y sólo dejó unos soberbios restos de la que fue Jamia quien no era culpable de haber nacido con dones especiales. Su único delito fue entregarse en cuerpo y alma a sus hijas de manera incondicional.
Tres pequeñas que habían nacido en la orfandad sin saberlo estaban creciendo en un desolado, frío y bosque al cual llamaron hogar pues al ser hijas de una "hereje" ellas no podrían tener ningún privilegio y así Alyssa, Reneé y Ashley llegaron a labadolescencia con dones excepcionales para los cuales Salem no estaba listo.
Las jóvenes fueron perseguidas egoístamente pero nunca lograron rozarlas siquiera pues la menor siempre les ayudaba a escapar pues podía leer la mente de sus atacantes y no hay algo más vigoroso que la mente de las personas. La bondad abundaba en el corazón de las hermanas Barrett pero la paciencia se acabó. Eran muy poderosas para el mundoby también poseían sentimientos terrenales dignos de un ser humano porque ellas lo eran y es de humanos el vengar lo que ha sido robado.
Los siete verdugos de Jamia tenían un camino sellado por su cruel acción y eso los llevó a estrechar la mano del diablo. Cada día uno de ellos desaparecía a manos de las brujas y justo en el inerte y frío pecho de la que todos llamaban víctima, las Barrett se encargaron de imprimir en su piel una sola palabra: Jamia. Sólo eso podía leerse en esa atípica, obscena y mórbida galería de cuerpos que recibía a los pobladores cada mañana cuando el sol irradiaba sus brillantes rayos de luz en la gran plaza del lugar. Eran tres celebraciones distintas por la dulce venganza contra los causantes de su amarga niñez y su infeliz vida.
Las huérfanas encontraron la manera de esconder su dolor, otra forma de continuar y una sed que jamás se agotaría, irían tan lejos hasta que tuvieran que enterrarlos a todos y esto sólo era un comienzo del desastre que vivirían. Los niños fueron su alimento
predilecto, el sabor de su carne era un lujo que nadie quería probar y los corazones inocentes que robaron cada noche tiñeron de rojo a Salem.
