Memoria

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El corazón le latía cada vez más rápido. ¿Aldea Tison? Sabia muy bien que era importante... Pero no recordaba de donde provenía.
Junto con el nombre del poblado, una y otra vez ese rostro conocido que ahora estaba en la parte mas profunda de su memoria invadía su cerebro.
Ja'far estaba perdiendo la memoria de su anterior vida.

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Desde que despertó junto a Vittel y Mahad habían pasado 3 días, pero en ese corto periodo de tiempo sentía como si su conciencia estuviese siendo borrada poco a poco. Era frustrante.
Tenia completamente claro lo que había sucedido después de salir de la isla flotante, y era evidente que había reencarnado, pero intuía qué olvidaba algo muy importante.

No quería preocuparse mas si no era necesario, pero le costaba concentrar sus pensamientos en otra cosa.

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Se retiro de la habitación que le habían asignando junto con sus compañeros, notando que sus colegas habían salido antes del lugar de descanso.
Respiro profundamente varias veces hasta dejar su mente lo mas despejada posible, y siguió su camino para encontrarse con los demás.
Era de madrugada, y gracias a la oscuridad de la noche, se les había ordenado partir hacia la aldea para poder completar el trabajo mas rápidamente y sin tanto problema. Estaba... ¿Ansioso por volver a matar?
Quien sabe.

Como si se tratara de un evento muy importante después de mucho tiempo, estaba nervioso. Pero no en el buen sentido. Era como si todo su ser le estuviese gritando "Ja'far, ¿qué haces? ¿No entiendes lo que sucede? ¿Por qué no te das cuenta, Ja'far?
¿Darse cuenta de qué?
Esa era la verdadera pregunta.

Su cabeza estaba hecha un lío. Era como un bosque lleno de árboles, pero con grandes huecos en distintas zonas. Aun le costaba adaptarse a la sensación de recuperar su cuerpo de diez años, o su tono de voz chillona, ¿y se exigía a si mismo recordar quién sabe que cosa?
De lo único que tenia certeza era de su nombre y la razón por la que estaba ahí: su muerte.

Debía ir a esa Aldea de todas formas, porque el rey bondadoso y justo que existía en las palabras de los comerciantes era una vil mentira... Su cabeza acabaría separada del resto de su cuerpo si no obedecía las ordenes de masacrar a los habitantes.
Pero la misión... ¿Le agradaba?
Se supone que pertenecía a un grupo de asesinos, pero, ¿y si ya no tenia ganas de matar?

Había pasado en pocos minutos de tener ganas de ver sangre a tener miedo de usar sus cuchillas.

Quiero dejar de pensar en esto. Solo un momento...

Fue como si el cielo lo oyera, y pronto Vittel se cruzo en su camino.

—¡Ah, jefe! Estaba buscándolo.

—¿Hmm?

Sus miradas se cruzaron momentáneamente, pero Vittel pudo ver que Ja'far estaba realmente cansado. No tenia ojeras, y al despertar antes que él sabia que estaba durmiendo, pero sus ojos...
Esos verdes y brillantes ojos se habían opacado.
El mayor no dijo absolutamente nada sobre esto, y solo camino hacia adelante para que pudieran encontrarse con Mahad.
Ja'far lo siguió en silencio.

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El palacio era realmente hermoso. El pasillo por el que caminaban estaba guiado por una alfombra de seda roja bordada con pequeñas flores de tonos dorados; y en las zonas en las que el espacio se bifurcaba para dar lugar a una habitación, las esquinas eran decoradas por cascos de armaduras parthevianas que pertenecieron a distintas generaciones de militares.
Por las ventanas de arco que se situaban en las zonas altas de la pared que limitaba con el exterior, se filtraba la suave luz de luna.

Historia de un amor al que se lo llevaron los pajarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora