Viaje y Desagrado.

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Estaba totalmente confundido. Los recuerdos de su vida lo invadieron tan rápidamente qué le dolía la cabeza. Había cosas que comenzó a olvidar, como si hubiese estado soñando, pero lo que lo termino de dejar perplejo, fue la aparición de sus viejos compañeros y amigos.

—¡Jefe, despertó! Tenemos que partir. Nos han llamado de Parthevia.

No podía contener las lágrimas. ¿Enserio eran ellos?
Estaban parados delante de él, tan normalmente. Como si nada hubiese sucedido...

—¡¿Jefe?! ¡Mahad! Posición de pelea.

Rápidamente Vittel alargó sus brazos y Mahad sacó unos gruesos cuchillos.

—¡Esperen! Soy yo, lo juro.

Para su sorpresa, su voz no era la de siempre. Era esa voz demandante y chillona a la vez.
Realmente volvía a tener 10 años.

—Jefe... ¿Esta usted bien? Por favor, no hicimos nada...

El menor se seco las lágrimas.

—¡Tranquilos! Estoy bien chicos. Vámonos de aquí.

—Chi... ¿Chicos? —dijo Vittel. Él nunca les hablaba de esa forma.

Procedieron a levantarse y a partir, pero Mahad debió levantar al menor para evitar que se cayera.

—¿Uh?

Estaban sobre una isla flotante, tal como en lo que la otra vida había sido el mundo actual.

—Jefe... Tenga cuidado. Podría caerse y no queremos que muera.

—¿Desde cuando el mundo tiene esta forma?! —dijo señalando el resto de islas.

—Bueno... Desde siempre.

—¿¡Qué?!

Si las cosas eran así, posiblemente...

—¿Y que hay de los Magis?

—¿Magis? ¿Jefe esta bien?

La re-descripción del rukh había llegado hasta aquí. Era sorprendente, pero no malo.
Significaba qué las celdas no aparecerían, no habría guerras por el poder de los djinns, y la gente podria vivir una vida común. Como si nada hubiese sucedido.

Inhaló y exhaló profundamente y abrió sus ojos.
Dios, el Universo, o lo que fuera, le daba una nueva oportunidad...

—Esta bien. ¿Como bajamos? —dijo nervioso.

—Jefe... ¿Es enserio?

Lo miraron confundidos mientras el objeto mágico de vuelo se acercaba.

Sin que los demas supieran, se habían reencontrado, y en ese momento irían a Parthevia.
El planeta había cambiado completamente a lo que alguna vez Ja'far contempló, pero aun así, en estos momentos seguían siendo asesinos de Sham Lash.

—Por favor suba —dijo Vittel.

Hizo caso, y pudo sentir como el viento movía su cabello y sus vendas.
Todo le generaba nostalgia...

—Por cierto, ¿en que frontera estamos?

—Nos acercamos a la frontera de Parthevia. Ahora estamos en Reim.

—Ah. Esta bien.
.

.

.

Al contrario de lo pensado, el viaje a Parthevia fue rápido y sin problemas. Ja'far estaba sorprendido por el nivel de magia en las herramientas y transportes. Eso no habria costado en la época de la Compañía de Comercio de Sindria, pero de todos modos los barcos se tambaleaban seguido y había qué gastar demasiado para hacer uno en perfectas condiciones... Y esto no sucedía aquí.

Historia de un amor al que se lo llevaron los pajarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora