Odio el sonido de la alarma por las mañanas, odio que me atosiguen, odio que me toquen las narices, odio las chuches, odio estar rodeada de gente superficial, odio la gente que no cumple sus promesas y SOBRE TODO odio ir a Crafford.
El instituto y universidad Crafford es el sitio en el que cualquier adolescente aspira estar. Cuentan con las mejores instalaciones en todas las áreas y con los mejores profesores del mundo. Pero para entrar en Crafford no hace falta tener millones en tu cuenta bancaria —aunque también ayuda—, sino demostrar que tienes las agallas necesarias para liderar, tomar decisiones necesarias bajo presión, tener valores y lo más importante; destacar. Si no consigues la última, no importa lo que hagas porque estás fuera, a no ser que provengas de las familias fundadoras o simplemente seas asquerosamente millonaria. Y he de admitir que es imposible entrar en Crafford, pero salir de allí... Eso es aún más complicado.
Y por qué sigo en Crafford si se nota que tanto lo odio, pues bueno es muy fácil, no se puede. Intentar salir de allí o escaparte es sólo una pérdida de tiempo. Puesto que nada más entrar te obligan a firmar varios acuerdos y uno de ellos no es nada más, ni nada menos, un acuerdo para estudiar allí hasta el tiempo que se nos requiera. ¿Y cuándo es eso? ¡Pues hasta que hayas terminado la universidad o hasta que te des por vencida en cuanto a los estudios! Y si la segunda cosa ocurre, te estarías escribiendo en tu propia frente la palabra «fracaso», de ahí a que la gente en este lugar tienda a ser tan perfeccionista y arrogante. Aunque si sirve de algo, la mayoría de arrogantes aquí son los ricachones, así que sí, este lugar es como el dicho «No es oro todo lo que reluce».
En efecto, que no te engañe la gran y larga trayectoria del Crafford, ni su bonita fachada de bonitos y florales jardines llenos de esculturas y fuentes renacentistas, ni los edificios góticos en los que nos imparten clase, porque cuando pones un pie ahí dentro tu vida se convertirá en sobrevivir y una pista; el que mejor lo hace consigue salir de aquí antes.
—¡Lila!— me giro hacia la dirección procedente del grito, donde me encuentro a Sarah, mi mejor amiga. Le sonrío nada más verla y me acerco a ella para abrazarla. —¿Te has enterado?— suelta de golpe nada más separarnos del abrazo.
—Hasta el momento no leo mentes, así que, no— sonrío sarcástica.
Ella rueda los ojos, —En fin... Resulta que he escuchado rumores sobre Amy Winchester y Sabina Black— hace una pequeña pausa y la miro con las cejas algo enarcadas, de esas dos me espero cualquier cosa... —Según lo que dicen Amy se quedó en casa de Sabina durante las tres últimas semanas de vacaciones y estuvo teniendo un ligue de verano con su hermano...
—¿Hermano? Eso es nuevo, es decir, no sabía que Sabina tenía un hermano— confieso mientras que atravesamos el jardín con nuestras maletas para llegar a la torre donde están las habitaciones femeninas.
—Pues por lo visto lo tiene y de todas las chicas con las que pudo mantener un ligue de verano, tuvo que elegir a la mejor amiga de su hermana— suelta una bocanada de aire desaprobadora, —Lo bueno es que si tu te ligas a mi hermano seríamos las perfectas cuñadas, tu sólo piénsalo... Cenas de navidad, bodas, bautizos... ¡Nuestros hijos serían primos y a la vez mejores amigos! Además no tendría que pasar esos incómodos momentos familiares en los que no tienes tema de conversación con nadie.
La miro instantáneamente como si empezara a enloquecer, —Ew, no. Tu hermano puede que tenga a todas locas pero le conozco lo suficiente como para decir que es como si también fuera mi hermano, así que no, porque eso sería incesto.
Sarah suelta una carcajada, al mismo tiempo que entramos al gran ascensor que instalaron en la torre tras la numerosas quejas que realizamos los estudiantes por la cantidad de tiempo y energía que perdíamos subiendo las escaleras. Al principio nos ignoraron, pero tras unas insistentes semanas, lo conseguimos, no hay nada más que decir que Sarah y yo residimos en la habitación 22 del piso 12.Tras dos minutos en el ascensor llegamos a nuestra planta. La gente se mueve por todos lados, haciéndonos un poco complicado la llegada a nuestro cuarto. —¿Estás nerviosa?— me pregunta Sarah inesperadamente.
—¿Nerviosa? ¿Por qué?
—Es nuestro primer año de universidad y para serte sincera estoy un poco de los nervios— la miro levemente impactada, ya que el año pasado no dejaba de hablar de la emoción que le provocaba llegar a primero de carrera. —Al final, ¿qué carrera vas a hacer? Yo me decanté por arquitectura, lo estuve meditando mucho tras ver que lo de ingeniería era un palo...
—Yo escogí ADE, tras meditarlo por mucho tiempo.
Logramos entrar a nuestra habitación e instalamos nuestras cosas, como cada año. Abro mi segunda maleta donde guardo toda mi ropa y la coloco en mi armario. Nuestras camas están cada una en frente de la otra, al igual que nuestras mesas de estudio. Coloco el marco con la foto de mi décimo cumpleaños sobre la mesita de noche. Esa foto es muy importante para mí, al fin de cuentas fue el último cumpleaños que celebré con mis padres. Tras el accidente de coche que sufrieron, me mudé a la casa de mis tíos. Y poco después de eso me apuntaron a Crafford.
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Traidor
Teen FictionNo todo lo que reluce es oro. Aquí las apariencias engañan y los secretos abundan, todos creen saberlo todo del Crafford. Los rumores se esparcen tan rápido como la pólvora, pero como cualquier chisme siempre quedamos ante la duda de su veracidad. T...