Gotas de lluvia caían por la ventanilla al lado mío. Recuerdo cuando mi hermana Hope y yo jugabamos a las carreras de gotas... Recuerdos felices abordaban mi mente con un solo propósito: no pensar en lo que iba a hacer, de a donde me dirigía ni con quien, ni nada...
-¿Alice, estás despierta?- La voz clara y firme de mi madre sonó sacandome de mis pensamientos.
Decidí no contestar y hacerme la dormida, todavía seguía enfadada con ella por la decisión que tomó y lo menos que quería ahora era enfrentarla y desencadenar otra discusión que no llegaría a ningún lado, por que las cosas ya estaban decididas.
Creo que notó que estaba despierta, me conocía tan bien... Sé que la hecharía de menos, inevitablemente, por muy enfadada que pudiese estar, era mi madre al fin y al cabo.
-Estamos llegando-Dijo. Sí, ella sabía que yo estaba despierta, pero decidió no hacermelo notar.
Mis párpados se entreabrieron un poco cuando el motor del coche, cesó su sonido y dejamos de estar en movimiento. Vi por la ventanilla que mi madre, con su camiseta de seda, ondeando por el viento y sus vaqueros color escarlata charlaba con mi abuela.
Siempre he admirado a mi abuela. Ella es una mujer fuerte y con carácter, con un poco de mal genio, aun que no la culpo, tuvo que lidiar con un marido un poco difícil y con 4 hijos y sus locos nietos. Es muy cariñosa y siempre ayuda en todo lo que puede. Me acuerdo cuando mi tía Sophia y mi tío Luke se divorciaron. Ella sabía que que no tenían problemas y que estaban bien pero aun así, dejó su pequeña casa con sus libros de cocina y con su antiguo piano para ayudar con la mudanza y para ayudar a mi tía emocionalmente.
Mi abuela se acerca a mi puerta con sus torpes andares y con una gran sonrisa surcando su rostro. No puedo evitar sonreír, hace mucho que no veía a mi abuela, y ya me había olvidado de su resplandeciente sonrisa.
-Hola cariño- Sus fuertes brazos me envolvieron en un cálido abrazo de bienvenida.
Por un momento, llegué a pensar que esto no sería tan malo, pero luego me acordé de que no podría pasarme las tardes cocinando galletas con mi abuela como hacía cuando era pequeña...
-Te hechaba mucho de menos Vívi-yo siempre la he llamado así, aun que en realidad se llama Violeta.
Me levanté del coche y emprendí el camino pedregoso y arenoso hacia la pequeña casita de mi abuela, mirando a mi alrededor y preguntándome que habría cambiado desde mi última estancia aquí.
ESTÁS LEYENDO
El campo de mis mariposas
Teen FictionAlice Whytte debe pasar el verano en la casa de campo de su abuela por decisión de su madre. Pero lo que no sabe es que está a punto de crear recuerdos que se le quedarán grabados en su corazón 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆.