Ellos siempre lo supieron.
Pero la sobreprotección y los celos era natural en ellos, a pesar de la confianza.
Sasuke no era un idiota, sabía que Naruto tampoco lo era, bueno quizá si un poco, pero no para lo que importaba en ese caso. Ambos estaban creciendo, y habían comenzado a hacerlo físicamente; como miembros del equipo de futbol americano de su secundaria, sus cuerpos estaban entrenados, ellos sabían que atraían las miradas de otros, pero ninguna de esas le interesaba, solo la de la pequeña Sakura.
Ese era el problema al que se enfrentaban ellos en este momento, que "la pequeña Sakura", ya no era una pequeña.
Desde pequeña ella había querido ser una modelo, Sasuke sabia lo importante que era para ella lograrlo, y cuanto trabajaba para eso. Le molestaba cuando escuchaba a otras personas criticarla, comentando que tenía enfermedades alimentarias o cirugías, porque la realidad era que el cuerpo de la pelirosa era puramente natural, entrenado y bien alimentado.
Sakura siempre había sido llamativa, desde niña parecía una muñeca por su color de cabello y ojos, pero ahora lo era aún más. Cada vez que entraban en algún lugar todos los ojos se voltearían a ella, y eso lo molestaba.
No pretendía decir que ella era solo un cuero, porque si, le atraía físicamente, pero él la amaba, verla sonreírle le llenaba el alma, igual que Naruto lo hacía. Pero eso no quitaba que le disgustara que otras personas la miraran lascivamente.
Esa situación se repetía cada vez más a medida que crecían, por lo que decidió hablarlo entre los tres. Siendo sincero no dio muchos resultados, el rubio parecía estar de acuerdo con él, pero la pelirosa era completamente ignorante de esas miradas, aparentemente nunca le había prestado atención al hecho que molestaba tanto a sus parejas.
Nunca le pedirían a ella que se cubriera, era libre de hacer lo que quisiera, eso lo tenían en claro; pero ellos habían decidido tomar medidas. En primera instancia, habían decidido acompañarla al gimnasio, lo cual había sido una tortura. Con el cuerpo goteando sudor Sasuke se preguntó como el pequeño y delicado cuerpo de su novia aguantaba tanto ejercicio físico. Por la mañana, la rutina de su novia implicaba, a las 5.30 salir a correr y a las 6.30 pilates y abdominales hipopresivos, ese turno le tocaba a él, porque no había forma de que el Uzumaki se levantara antes de las 8, cuando debían entrar a la secundaria; no mentía cuando decía que todo en su cuerpo dolía. Por la tarde podía descansar ya que el rubio iba al gimnasio con ella.
Gracias a esto, Sasuke se dio cuenta de varias cosas.
1. Sakura realmente no le prestaba atención a las miradas y comentarios que le hacían, independientemente de que sean positivos o negativos.
2. Inesperadamente su cuerpo y el de Naruto estaban comenzando a mejorar, incluso sus puestos en el equipo de futbol ascendieron. Correr por la mañana aumento su velocidad, y el gimnasio la fuerza de Naruto.
3. Ver el trasero de su novia en las poses de pilates valía el despertarse a las 5 de la mañana.
Tiempo después coordinarían los tres horarios para correr y el gimnasio, si había algo mejor que ver el trasero de Sakura haciendo pilates, lo era ver el de ella y el rubio haciendo sentadillas. Hacer ejercicio -dos veces al día, seis veces a la semana gracias al riguroso entrenamiento de la rosada- era de las mejores cosas en su rutina.
Sasuke siempre lo había sabido.
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Ellos siempre lo supieron. SasuSakuNaru.
FanfictionContinuación de "Itachi siempre lo supo". -No es necesario leerla para comprender, pero si complementaria-. Pequeños relatos desde la perspectiva de Sakura, Sasuke y Naruto, que cuentan su historia juntos y como ellos siempre supieron que serian lo...